miércoles, 27 de diciembre de 2017

bastones


cuando alguien me pregunta siempre contesto lo mismo: "más de 10 horas o por encima de 4.000 de desnivel positivo". a partir de ahí suelo llevar bastones. y como lo de acertar el tiempo siempre es aproximado suele prevalecer el desnivel. soy de apoyarme para avanzar. de llevarlos abiertos desde el principio y cerrarlos al final, en la recta antes de meta. en las subidas bien tiesas me gusta tener más puntos de palanca, sobre los que impulsarme y seguir adelante. quizás no más rápido pero si más seguro y guardando fuerzas. en bajadas descarnadas y resbaladizas sirven de seguridad extra que solo marcan un punto y, en caso de emergencia, cargan el peso desequilibrado y evitan (casi siempre) la caída. incluso en plano son compañía. marcan un ritmo, un clin-clin que pone música a un buen paisaje de montaña. soy de apoyarme.
pero llevando bastones, soy consciente, pierdes ciertas libertades. quieras o no hipotecas la libertad de las manos. si, poniendo los bastones bajo uno de los brazos quedan liberadas pero...no como si no los llevaras. y las manos libres permiten maniobras que también aportan cosas. es otra forma de correr, de beber y de alimentarse. en los avituallamientos no has de andar buscando donde dejaste los palos cuando las fuerzas ya te fallan. y sin ellos también evitas esa incómoda situación de que se te rompa uno y tengas que seguir apoyado solo en otro. pero eso no lo elegimos...
me gusta llevar bastones pero no depender de ellos. por eso, si nos encontramos en alguna de más de 4.000+, quizás me veáis sin ellos. pero si me preguntas, seguiré contestando lo mismo:

"más de 10 horas o por encima de 4.000 de desnivel positivo"




domingo, 3 de diciembre de 2017

velocidad= Despacio x tiempo?

lo tenía. o pensé que lo tenía. porque nunca pensé que la rapidez de un proceso estuviese peleado con la consistencia. si, es verdad que a veces se abrazan fuerte el fluir lento y la construcción de una buena historia. entrenando, por ejemplo. pero...ojo... tengamos también en cuenta la base de la que partimos. no hemos empezado ayer. otro ejemplo son esos guisos de cuchara hechos a fuego lento. pero, un buen plato de jamón cortado en 10 minutos también es una maravilla. con una copa de vino.
por eso lo creí. convencido. sin estridencias, sin obsesiones. siendo yo. soltando el freno. convencido primero que la velocidad haría que la inercia del salto nos llevaría al otro lado del valle al fondo. dando volantazos después cuando veía que se acercaba el precipicio y el ancho del cañón pareció enorme. y quedé colgado por las ruedas de atrás. en un falso equilibrio que, como en las pelis, resolví saliendo por la puerta del maletero. el último empujón al coche quizás se lo dí yo. pero no al abismo. lo dejé encima porque la vista era impresionante. me doblé sin ponerme en cuclillas. desaté y volví a atar los cordones de mis zapatillas. no hacía falta pero me pareció un buen gesto. mientras lo hacía, por entre las piernas miré el pasado inmediato. y eché a caminar. y luego corrí.