lunes, 24 de julio de 2017

nece(si)dades

Yo también perseguía sueños. Pero, hace un tiempo que lo de soñar (tal y como nos lo venden ahora) lo dejé aparcado.
Miriam García Pascual decía algo así como que "si miras las estrellas reflejadas en un charco, cada vez eres más charco y menos estrella". Hubo un tiempo en que soñar lo asocié a charco y salté por encima intentando no mojarme los pies. Ahora no quiero desandar ese camino.
A raíz de muchas cosas que han pasado este año (la mayoría buenas y algunas menos buenas) y que culminaron con el accidente de Andorra, fruto de la mala suerte, ha llegado el momento de revisar. Otra vez. Sin nostalgias. Sin pena. Volver a comportarse de una forma darwinista y seguir.
Tengo todo lo que necesito: un puñado de gente que me rodea y que es mi gran tesoro, muchas ganas de seguir haciendo mil cosas, unos medios más o menos correctos para ello y buena salud.


No necesito sueños. Ahora mismo no. Si puedo tener estrellas, no quiero charcos.  Necesito sentarme con la gente. Hablar. Aprender. Organizar cosas. Nuestras cosas. Mis cosas. Aprovechar el aire fresco de la gente nueva que ha llegado a mi vida. Crecer junto a mi hija. Construir. Y desde la ancha plataforma de los 45 años ser consciente de todo lo que hay por delante... muchísimo. ¡¡ Qué fortuna la mía !!


Hay épocas en las que tienes la sensación que todo va a ritmo lento, avanzando poco a poco, como si estuvieras anclado en unas coordenadas espacio-tiempo con un pequeño margen de maniobra. Luego llegan otros días en los que, si te dejas, el oleaje te empuja a lugares nuevos. Lo ideal (creo) es poder marcar el rumbo pero dejándote llevar por el camino. Abandonar el aburrido trazado en línea recta que une dos puntos. Si, es el más corto pero...¿qué prisa tenemos si por el camino te diviertes? La sensación de no tener del todo controlado el viaje pero saber al menos que eres el dueño de la dirección en la que vas. Porque no ahora....



No necesito soñar. Necesito aprender. Y también necesito vacaciones. Eso si :-)