domingo, 30 de octubre de 2016

¿solo o acompañado?

prepárate para estar solo. prepárate para estar acompañado. prepárate.
no me atrevería decir qué es más complicado. qué es más sencillo. hay un rincón polvoriento dentro de nuestra cabeza que siempre nos empuja hacia uno u otro lado. y ni yo aquí os voy a aclarar nada, ni vosotros acabaréis de hacerlo. complicado. el impulso vibra de un lado a otro y, salta sin piedad haciéndonos perder un equilibrio al que hemos de aspirar. para no caer. y es que cuando parece que está más dormido en la comodidad de un trote solitario, salta al otro lado y deseamos fuerte, casi con dolor, girarnos y que haya compañeros. "hola ! ¿alguien ahí?". explicar como estas. preguntar que pico es aquel. de que pueblo son aquellas luces. si vamos bien. o si llevan pilas de repuesto por si acaso. mejor solo que mal acompañado. ¿de verdad? ¿con qué fin quieres estar acompañado? sigues solo y se pasa. pero sabemos que veces no remontas y entonces piensas "peor solo que mal acompañado". es como dormir con un buen saco y encima de la hierba.


luego, otro día, entre risas y chascarrillos para reducir ritmo y ganar tiempo sobre los más fuertes, subimos canal arriba. cruzamos el valle. te arrastras bajando una tartera. y...te sobra todo el mundo. todo. a veces hasta tu mismo te sobras. ¿quién esta gente? ¿de verdad nos conocemos? el bosque de piernas en el que estas metido se te cae encima. oscurece y aplasta. te dejas caer al final y hasta paras a mear para luego tirar un rato solo. sacas un barrita quitándote la mochila cuando llevas una en el bolsillo lateral. "con lo bien que estoy yo a mi ritmo". también pasa. y con oxigeno renovado vuelves al grupo. dentro rápido detectas otro como tú. otro que para y calca tus movimientos de hace un rato. ahora es un amigo. ya no es un desconocido. pasas al lado le picas con la mano en el culo y dices "tiramos". se gira y sonríe. premio especial. es como dormir desnudo, tapado con una buena manta dentro de un refugio.

 
y... ¿cuál es mi conclusión? ¿qué hago yo? buscar la complicidad. en una o varias de sus múltiples formas. es la "gasolina que no prende" en las relaciones humanas. o eso pienso yo


jueves, 13 de octubre de 2016

Ella

Cada vez que doblo esta camiseta pienso en ella. En su olor. Tan profundo como sus curvas, tan adictivo como sus rincones. En sus colores. Cambiantes según el día que haga, pero siempre frescos y vivos. Vivísimos. En su tacto. Cuando en un paso estrecho nos rozamos sin querer y un escalofrío recorre, de punta a punta, mi columna vertebral. En su locura. También pienso en su locura que todo lo-cura. Y sonrío.
Cada vez que doblo esta camiseta cierro los ojos al acabar. Cierro los ojos y apoyo las manos encima. Como la primera vez que ella y yo nos conocimos. Las manos sudorosas por los nervios mientras esperaba. Profundamente alterado las apoyaba sobre mis caderas para secar la humedad. Sin que nadie se diera cuenta. Solo yo. Apoyo las manos encima como queriendo volver a acariciar su aspereza. Su suavidad. Qué su olor vuelva a quedar grabado en mis manos. Otra vez su olor.

Cada vez que doblo esta camiseta disfruto con el recuerdo de lo que pasamos juntos. Horas y horas. A veces mandaba yo, a veces ella. Yo seguía sus indicaciones pero sin miedo a perderme. Porque perderse era ganar. Y recordaba aquella visión desde abajo de todo lo que tenía que recorrer. Recorrer para llegar arriba y ver lo que dejé atrás. Recordaba todos los consejos no seguidos. Recordaba como había llegado allí. ALLÍ.
Cada vez que doblo esta camiseta la deseo de nuevo. Con fuerza. Con morbo. Con la intranquilidad de dos niños que quedan para pegarse en el patio. Sin motivo, solo por pegarse. Y creo que la deseo porque la tuve. La recorrí. La dejé que abrazara mi movimiento. Que acelerara mi latido. Que jugara con mi falsa fortaleza y la debilitara. La dejé que entrara en mi al entrar yo en ella. Mmmmm ¿...la dejé?
Y pienso que volviendo una vez más a ella quizás deje de doblar esta camiseta. Deje de pensar en ella. Deje también de cerrar los ojos y plantar las manos encima al acabar. Deje incluso de disfrutar con el recuerdo de lo que fue. Deje de desearla de nuevo.
Solo volviendo...solo quizás...