miércoles, 20 de mayo de 2015

cuaTREncacims (casi 50kms y algo más de 4.000+)

Sujeta un dorsal con cuatro imperdibles y no habrá viento que lo arranque. Da igual que quede más o menos recto, más o menos pillado por la mochila, más o menos alto. Lo normal, si no caes, es que llegues a meta con él intacto.

Apoya una carrera en CUATRO BUENOS pilares y será un éxito. Cuatro bases equilibradas y compensadas. Cuatro puntos de apoyo construidos con cariño, con el corazón, con ganas. Cuatro piezas de un puzzle simple que, unidas dan un magnífico cuadro:
Organización, Recorrido, Avituallamientos y Voluntarios
Sobre estas cuatro patas, fuertes y robustas, con muchas horas de trabajo y esfuerzo detrás, se apoya Trencacims.



1. Una ORGANIZACIÓN volcada en que todo salga bien es algo que se palpa, se respira, se siente en el ambiente desde el momento en que te bajas del coche. Si me apuras, desde que una carrera se cruza en tu vida. Pero no vale con mantener el "nivel" en las redes sociales y tal. Todo eso se ha de trasladar al día que caes por el pueblo a por tu dorsal. En Paüls la organización se vuelca con los corredores y con los acompañantes. Rápido ves que no solo vas a correr. Vas a ser parte de la carrera. Y a mi eso me encanta.

2. Un RECORRIDO brutal que no te regala ni un metro de descanso. Meter algo más de 4.000+ en algo menos de 50 kms es complicado...pero acabarlos con dignidad lo es más. Eso si, esta hecho de tal forma que quieres, necesitas incluso, acabarlos. Y pobre de ti que subestimes cualquiera de los repechos, de las crestas, de las bajadas que hay. Sirva yo mismo como ejemplo. Otra vez pasándolas canutas como hace dos años...eso si, 15 kms más tarde. Otra lección (gustosamente) aprendida en las Terres de l'Ebre y un cursillo acelerado de gestión de malos ratos.
Y que no me olvide decir que es un camino lleno de amigos. A unos los ves en salida y meta, a otros te los vas encontrando. Si tienes suerte puedes, incluso, compartir kilómetros con algunos, pero...no descuides tu ritmo por hacerlo ;-)




3. Unos AVITUALLAMIENTOS bien abastecidos, abundantes (ver perfil) y en lugares donde te preguntas como coño llevan hasta allí garrafas. En ningún momento tienes la sensación de que te vayas a quedar corto de agua, de algo de fruta, de algo de salado. Montados y atendidos por y para corredores. Y eso, cuando se hace bien, se nota. Y aquí se hace muy bien.

4. Y para acabar, unos VOLUNTARIOS que pondrían celosas a nuestras mismísimas madres. Pendientes de todos y cada uno de los corredores. Y aunque la mayoría de los "oficiales" vayan dentro de unas camisetas negras a pleno sol, la sensación es que es un pueblo voluntario volcado al completo. Una marea humana que no solo me cuidaron las 7:11 de carrera sino las más de 24h que pasé allí.
¡¡ Una pasada !!


Esto hace que, desde mi punto de vista, sea una carrera que se merece mucho más de lo que tiene.
De hecho, la primera injusticia que cometo con ella es llamarla solo "carrera" porque...se queda corto. El año que viene, cuando vuelva, seguro llevaré algún amigo que la pruebe. Será como compartir con ellos un pequeño tesoro encontrado en el parque natural de Els Ports. Un recorrido y una gente especial. ¿Te vienes en 2016?

lunes, 4 de mayo de 2015

okupA el Apuko

La última pala de hierba que se sube es la del Apuko. El monte que da nombre a esta carrera, de apellido Igoera. Y el mantra de "okupA el Apuko" que tenía preparado para el apretón de la recta final, para los últimos metros de desnivel positivo (rondando ya los 6.000) no me funcionaba. Lo repetía desde que salí del último avituallamiento. Hacia dentro pero fuerte. Para mi pero compartiendo. Nada.
Y fue en el momento justo cuando dejábamos el bosque para encarar la cima pelada cuando me vino a la cabeza aquel chiste, aquel puto chiste, leído por ahí:
-"No he podido abrir un bote que cerré ayer. Soy más fuerte que yo mismo"
¿Más fuerte que yo mismo? Coño...¿soy más fuerte que yo mismo? Y con más de 12h de carrera y casi 85kms, decidí probarlo...


A las 6:00 puntuales salíamos casi 190 nerviosos frontales del polideportivo de Zaramillo. Los comentarios de la tarde antes y de esa misma mañana eran que sería una carrera dura por la humedad. Menos barro que en 2014, decían, pero ojo con no hidratarse. O yo los subestime o se quedaron cortos.
La primera subida, se hace cómoda, con un trote cómodo y viendo amanecer al llegar arriba. Una pequeña cresta donde hace viento pero no frío. Da tiempo a girar 360º para ver el paisaje pero todavía vamos todos enganchados y el ritmo del grupo te arrastra. Voy con Joan Carreras que me va avanzando lo que viene. Retiene en las bajadas porque dice que siempre se pasa y luego lo paga subiendo. Me dice que divida la carrera en 6 subidas, separadas por los avituallamientos pero luego me suelta que el año pasado se retiró en Sodupe (km 30) lesionado. ¡¡ Juventud !! :-)
Bajo pisando en blando. Como la mayoría de las bajadas...y de las subidas. Verdes. No es mi terreno pero hay que probar de todo. Es montaña. No de la alta pero si de la empinada. ¡ Caña !
Avituallamiento de La Quadra (km17) donde llegamos juntos y diría que frescos. Sobran los maguitos y saliendo del pueblo entramos en una zona con mucha humedad. Los oidos se taponan por primera vez y sobra hasta la cinta de la frente para evitar sudor en los ojos. Pero las ganas de conocer las rampas de subida al Eretza me atraen. Contento voy. Bebiendo y comiendo.
Y llego. Y un tío soplando un cuerno da una especie de aviso de "ahí va otro". Con ganas. Se que son una y dos. Y aquí puedo decir que las disfruto sufriendolas. No se me hacen largas, Si duras. Arriba sonrío y me preparo para bajar a Sodupe (km 31). Según Joan, 2 de 6.
En avituallamiento de Sodupe como algo de fruta y ya me he de parar en una fuente a meter la cabeza. La "tercera" subida, según veo en el perfíl, es de las de no fiarse. Y se me atraganta. Pero me engaño pensando en los macarrones de Zalla. Ya será el km 55. Pués tanto pensé en ellos que casi se me atraganta también la pasta. Y a 10 kms de probarlos.


foto de Iratxe Bilbao (Eskerrik asko)

Hay mucha humedad. El cuerpo lo noto hidratado y, aunque no hay rastro de calambres, tampoco encuentro fuerzas. Como si se hubiera desconectado el turbo. Como si tuviera resaca. Espeso. Sordo. Y por primera vez viene el "okupA el Apuko" a mi mente. ¡¡ Ojo que esto era para final !!
A Zalla no bajé. Me dejé caer. Me senté. Cocacola de 2 litros y pasta con tomate. El calor en el pabellón era terrible. Caía el sudor de la frente en el plato de macarrones. Comí y bebí. Y llegó Joan. También justillo. "Salgo fuera a que me de el aire", le dije. Pero fuera también calor y humedad. Y eché a andar. Anduve todo el pueblo. Los macarrones se colocaron en su sitio y algo más animado encaré la "cuarta" subida. Poco a poco me encontré mejor. Subir. Salir de la vegetación. Ganar altura, me iba bien. Bajar me anulaba. Y anulado llegué a Güeñes (km 68). Chispeaba. Cogí algo de comer y me senté en un banco. Me animaron, me dieron un bidón con sales, me dejaron reposar y fui yo el que arranque de nuevo. Consciente de que estaba demasiado cerca del hotel (a unos 500m) como para pensármelo mucho. Y no pensé. Trote alejándome y mirando atrás. Ya no venía Joan y no lo vi hasta meta.
"Quinta" subida por unas zetas que no habría sido más que eso, zetas, si no se hubiesen cruzado unos kilómetros de barro. Mucho barro. Un esqueleto de una vaca incluso hundido en el barro. Y más humedad. Amago de una ampolla. Ay, madre...que tú no okupAs el Apuko hoy !!. Como alma en pena pisaba el barro donde caía el píe, no donde yo quería. Era como si yo estuviera quieto y se moviera el suelo. Y, como borracho, salí de aquel callejón infernal a una pista forestal. Hasta me alegre de ver aquellas zetas desforestadas y secas. Y las deseé. Hasta sentí que el suelo era estable y no se movía estando lleno de restos de ramas y rodadas de tractores.
Hacía muchos kilómetros ya que la carrera no consistía en llegar otra vez a Zaramillo. Cada avituallamiento era una meta. Y una salida...
Y así busqué el último: Castaños, km 80.
Hice "meta", me senté 5 minutos e intenté distraerme. Lo conseguí. Charleta. Allí había gente de las 3 carreras. Estuvo bien. Y entre dos de la Longtrail salí hacia la última subida: el Apuko.


El resto ya lo sabéis porque he empezado por ahí. Puedo deciros que fue duro y que probé (sin esperarlo) la maquinaria. Y que estoy contento, porque funciona.
Fueron 12h51´ con mucho rato para mi. Tengo mis dudas sobre si se aprende o no con estas experiencias pero, ahora mismo, no se la cambio a nadie.
Si quieres probar, anímate y el año que viene okupA el Apuko :-)