jueves, 26 de marzo de 2015

nadie dijo que fuera fácil

Os voy a decir una cosa.
Los acontecimientos de la vida son como piedras que caen en un lago. Provocan ondas que recorren la superficie del agua a mayor o menor velocidad, en función del tamaño de la piedra y de la altura o fuerza con la que choca.
La mayor o menor proximidad, a la que nos encontramos ubicados del centro del impacto, determina el alcance con el que las perturbaciones nos alcanzan. Y suele ser en forma pulsada, nunca contínua.
Luego, igual que al encarar olas en el mar, influye la posición en la que nos pongamos.
Una postura de perfil minimiza el choque pero enlentece el avance.
De espaldas se suele aguantar más fuerte pero no lo vemos venir e impide conocer el momento exacto en el que nos sacudirá.
Y de cara, aunque el golpe frontal es más duro, nos permite adivinar la llegada y plantarnos frente al empujón sin dejar de avanzar. Frenandolo un poco, quizás.
Cada uno escoje como se pone. La maestría esta en la combinación perfecta.
Las piedras van cayendo. Algo, pero poco, podemos hacer ahí.


Estoy entrenando bien. Y sin sacrificios gordos. Nada más allá de algún madrugón. Ni cosas raras con la comida. Sensación de tener márgen de mejora aún. Y, lo más importante, sin ninguna prisa de nada. Sin (auto)presión
Casi sin buscarlo este año se esta convirtiendo, a nivel deportivo, en un periodo de transición [había escrito "año" en lugar de "periodo" pero no lo quiero acotar. Y escribir año lo hacía]. He pasado de estar de perfil a encarar lo que veo y no me gusta. Todavía estoy aprendiendo. Y me gusta en lo que me estoy convirtiendo.
Desde dentro de unas zapatillas se pueden vivir las cosas de muchas formas. Se puede compartir de mil maneras. Estoy aprendiendo a disfrutar de las cosas de otra forma quizá más intimista. "Soltar lastre", le digo yo.
Tengo claro de donde vengo y se que ahora critico cosas que yo he hecho. No me importa admitirlo y no me duele cambiarlo. Y tampoco quiero cambiar a nadie.
También pensé que sería fácil dejar atrás costumbres que hace tiempo empezaron a no gustarme. Pero ha costado. Puñetero ego.
Las discusiones, a partir de ahora, durante los entrenos o en los bares.
Creo que esta vez lo he conseguido.

lunes, 16 de marzo de 2015

The Worst Error

W. Harding y W. Merry escalaron por primera vez The Worst Error, Elephant Rock (Yosemite) en 1957. Una vía de fisura con un tramo de chimenea donde, en algo más de 30 metros, es imposible poner ningún seguro (no he estado nunca allí pero leo y leo y leo... por si voy algún día).
Ese tramo de chimenea lo abrió Merry. Empotrado en la chimenea y tirando para arriba. Cuándo fue preguntado por la sensación de escalar a esa altura (tercer largo de cuerda) sin poder poner seguros, respondió:

"I was feeling far too claustrophobic to worry about falling."

A veces estas leyendo un libro y un párrafo te engancha. Te hace parar. Reflexionas. Sigues leyendo y un par de páginas más adelante notas la atracción de nuevo y has de volver atrás. Mascar otra vez esas palabras. Digerir la información que tiene. Tienes la sensación que hay más jugo del que le has sacado. Tienes la intuición que te está diciendo algo. Tienes la necesidad de recuperar para ti el mensaje que envía. Anoche no pude.
Hoy, mientras tomaba un café bien cargado, he vuelto a buscar el libro a la estantería. He abierto por la página adecuada y he vuelto a leer. Empezando unos párrafos antes y parando uno después.
Seguramente para él fue solo una frase pero a mi me está dando el día :-)




domingo, 1 de marzo de 2015

mis dors4l3s

De un tiempo a esta parte, en una balda de la estantería he ido aparcando dorsales. Desordenados y doblados. Debajo de los libros de montaña y al lado de un montón de mapas de Alpina. Pisados por un animal imposible de barro que modeló Alba hace un tiempo.
La curiosidad, mucho más potente que la desterrada nostalgia, me ha llevado hoy a interrumpir el noble arte de quitar el polvo para trastearlos un rato. Tamaños, colores y texturas tan distintas como las carreras a las que representan. Mezcla.
Y, del tirón, he repasado mentalmente: en una caja de zapatos, dentro del armario, hay más. Y, debajo de estos,  entremetidos en las hojas de 8 agendas donde apuntaba mis entrenos hace años, el resto. No sé si son muchos o son pocos. Son los que tengo menos los que he regalado. Aritmética fácil.
El futuro que les espera es incierto en cuanto a tiempo porque,  algún día, pasarán por el fuego mientras me bebo una volldamm al costado de la hoguera. Si tardan mucho en arder, dos...
Mañana cumplo 43.
Como los dorsales, desordenados y repartidos por varios sitios.
Como los dorsales, de muchos “tamaños, texturas y colores”.
Como los dorsales, no se si son muchos o son pocos. Si la edad se midiera como las carreras ya sería una ultrapersona :)
Como los dorsales, también he regalado algunos (y encantadísimo) y seguro que regalaré más.
Como los dorsales...