sábado, 26 de diciembre de 2015

retales de cordura

Estas parado otra vez en medio del camino. Rígido y tenso. Tienes incluso esa desagradable sensación de haber pasado ya por ese lugar otras veces. Estas tan perdido que incluso miras para atrás. Hacia el sitio de donde vienes. Tampoco es por ahí. Giro de 360º. Miras al cielo y cierras los ojos como si estuvieras bajo la ducha. Pierdes el equilibrio y casi caes. Sonríes. "Bobo", piensas.
Descubres un pequeño matiz, otro, que te hace decidirte por uno de los caminos y arrancas. El final del día mostrará adonde lleva la elección...pero nunca si has acertado. Y eso es una suerte.
Porque ya ni te acuerdas de cuando se dio la salida de esta carrera a ninguna parte. Esta carrera sin meta. Y en medio de la oscuridad has subido a un cerro desde donde se ve todo pero no como llegar. La luna. No me pidas la luna. Ya te la bajaré yo si eso.
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Saboreas el camino recorrido con la habilidad de dejar a un lado los bocados que no te gustaron. Bebes hasta emborracharte de risas compartidas y caricias contra caricias. Lloras. Pero luego, de pronto, secas las lágrimas con la manga de la sudadera y sorbes los mocos. Tragas. Esta claro que no estas aquí por casualidad. Sabes que la piel fina no dura para siempre y hay que volver a salir ahí fuera. No hay cintas ni banderines marcando un camino. No hay mapa. Ya lo sabes, imbécil. ¿Qué necesitas ahora para seguir? Suéltate.
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"Para cuando se te asome al pelo el gris, más te vale que seas bien feliz", canta Rosendo. Tú te tapas hasta la cabeza con el edredón, cruzado en la cama. De esquina a esquina. Mientras la canción suena en los auriculares tensas las piernas y se sube un gemelo. Gritas. Y sabes que lo has provocado porque ya había pasado más veces. Lo esperabas y ha pasado. En posición fetal sigues bajo las sabanas y masajeas el músculo dolorido. Piensas algo. Salta otra canción y te distraes con la nueva letra. Vuelves a la superficie. Todo sigue igual. Justo lo que no querías. Coges el móvil y escribes algo para guardar, como terapia. Y le das un empujón a los malos ratos. Y antes de que vuelvan envías lo escrito.
Juega. Juega con la vida. No con las personas. Juega sabiendo que puedes ganar. O perder.

martes, 1 de diciembre de 2015

humo

escribo porque me ayuda a pensar. escribo porque es una manera de frenar la cabeza cuando se lanza, a tumba abierta, por revirados caminos y, al escribir, sincronizo velocidades. escribo porque cuando no puedo correr es lo que más me descarga. escribo porque luego vuelvo a leer y recupero la confianza en lo que soy, en lo que pienso, en que voy cambiando.
ver los pensamientos plasmados en un pantalla, en un papel, ayuda a darles forma. es como desparramar encima de la cama todo el material de una carrera la noche antes. es como desnudarse despacio para entrar en la ducha caliente al volver a casa embarrado y sudado. y al salir, envuelto en vapor de agua, no reconocer la ropa con la que saliste por la mañana.
si sirve para algo no lo tengo claro. recurramos al "a veces". aferrarse a textos o vivencias no es bueno, eso lo tengo claro. pero haberlos escrito o haberlos vivido es algo único. irrepetible

últimamente me pesa todo. cargo con fardos en los que no estoy muy seguro de lo que hay. o si. tengo esa sensación de estar tan lejos de mi que creo que voy a encontrarme por el otro lado. si. y eso me atrae. pero acojona un pelo.

las presas de resina de un tablero permiten mil combinaciones distintas. y juegas con ellas a placer. hasta que llega el cansancio. entonces te agarras a la que puedes, a la que tiene más cacho. te crees que ahí te harás fuerte. apretando los dientes. gastando más energía de la que hace falta. hasta caer. siempre acabas cayendo. si te bajas, has perdido.

las balizas en orientación son las perlas de un collar que enhebras con tus pasos. si están separadas la alegría al encontrarlas es mayor. si están más juntas la alegría es más frecuente. ¿qué prefieres? y si corres siguiendo cintas ¿tienes tiempo de mirar algo más? ¿de descubrir algo más?

creo que voy a seguir hacia el otro lado, a ver si me encuentro por allí uno que se parezca a mi. o a lo que yo quiero parecerme. ¿mola el proyecto, no? :-)

jueves, 19 de noviembre de 2015

Los Principitos (pequeños principios)

Ojalá pudiera pero...no puedo decir que con este texto rompo la continuidad temporal de Base de Vida porque no la tiene. Si que quiebro la continuidad temática, pero el caos es una constante en nuestras vidas. Todo tiende a la máxima entropía. Es una de las pocas cosas que me quedan de mis estudios de física.
Y no se bien a cuenta de que viene este texto, pero viene. Y se queda. "Vomitao".

Huyo. No se puede decir de otra manera.
Últimamente huyo como un gato escaldado del agua fría de actitudes y comportamientos con los que antes era más tolerante. Más antes, incluso dinamizador de ellos. Y en algunos casos reconozco que estoy huyendo para salvar una amistad o para mantener una relación cordial.
Las #cosas que hacemos cada uno las hace por unas #cosas.
Unos las dicen y otros no
En unos casos es verdad y en otros para la galería
A veces se hacen y a veces no.
Pero solo se cuentan las que si.
O se narran épicamente cacerías de ratones.
El problema viene cuando haces nyecccc !! y algo no cuadra. Nada.

...y la verdad, no se si me interesa mantener lo que quiero mantener o solo es ahorrarme caretos. yo que se... Huyo.

Venga un ejemplo que seguro que es más fácil de entender.
Hoy he salido a correr con niebla. Una niebla preciosa de esa con la que las montañas se visten lujuriosamente. Una niebla de esas donde soy un héroe que ha sobrevivido frente a un riesgo infinito de desaparecer perdido en su espesura. Una niebla de esas como la de la foto que me he hecho en la zona donde más densa era. Una niebla de esa tan fría que al llegar a casa pasé 20´bajo el chorro del agua caliente en la ducha. Una niebla de esas que, coño, igual no era más distinta que la de los otros con los que me he cruzado. Una niebla que al coger algo de altura quedaba por debajo. Una niebla de esas que me dejó helado por no llevar guantes.
Y así...
Como siempre, la ironía como compañero de viaje.
Pero de las pocas #cosas en las que mando yo...yo mando.

domingo, 18 de octubre de 2015

Base de vida (III)

el briefing

El centro neurálgico de la carrera se había montado en el colegio público. No había muchos sitios más donde hacerlo en el pueblo. Un aula para entrega de dorsales, otro como almacén y un tercero para el dispositivo de seguridad y centro de comunicaciones. El comedor escolar preparado para el briefing que estaba a punto de comenzar. Habían puestos todas las mesas redondas en un rincón y unas sillitas pequeñas formaban el auditorio. Como si fuera a haber una convención de enanitos. Ah, suelo duro en el pabellón de deportes anexo al edificio de aulas para quien lo necesitara.
Mientras los corredores y acompañantes iban entrando, a Nabet -director de carrera-, le vino a la cabeza aquella visita guiada, siendo muy niños, al campamento militar que vino de maniobras junto al río.
Se había propuesto hacer un briefing corto y concentrado. "La gente, en cuanto pasan veinte minutos se dispersa. No quiero pantalla, ni proyector, ni modernidades. Bajadme una pizarra de una clase y un par de tizas", había pedido a un miembro del equipo.
Puesto de pie delante de unas 60 personas fue consciente de algo que siempre habían comentado cuando, como corredores, asistían a estas sesiones. "Todos sabemos que venimos a correr pero el aspecto es de reunión del proyecto hombre. Que chupaos y renegros estan todos, tú. Y aquí nadie entrena". Y sonrío.
"Estáis todos estupendos, ahí como acurrucados en estas sillitas de niños. Mañana a ver cuantos pueden hacerlo", dijo Nabet arrancando unas risas a los más cercanos. Por detrás aún había barullo. "Bueno, vamos a empezar. Un cuarto de hora y a cenar que mañana tenéis turrón" y, con una tiza dividió la pizarra en cuatro. Escribió: Organización, Recorrido, Avituallamientos y Voluntarios.
"La organización está aquí para ayudar. Somos los que somos y llegamos donde llegamos. Creemos que a todos los sitios en un desarrollo normal de la carrera. Todos, repito, todos conocemos perfectamente el recorrido. De día y de noche. En un sentido y en otro. Estamos comunicados entre todos y con la central de control y, esperemos que no haga falta, rescate". Escribió tres nombres y tres números de móvil. Y al lado de cada nombre puso: precarrera, carrera y postcarrera. "Lo tenéis todo en la bolsa pero, aquí queda escrito. Además tenéis mi teléfono. Llamad si es necesario"
"Puntos importantes y horarios a respetar. Aquí seremos serios" Y volvió a pasear la tiza por la pizarra, por debajo de los nombres.
.Control de material obligatorio en carrera.
.Salida a las 7:00
.Cierre punto corte La Ceja: 16:00
"Está pensado para que, sin despistarse pase todo el mundo. Comprobado"
La gente aún miraba atenta. Pensó si dejar para el final el recorrido o los avituallamientos para no perder esta atención. Y, moviéndose a otro cuadrante de la pizarra, comentó cuatro cosas de los voluntarios.
"Tendremos voluntarios en los puntos de cruce complicados. No más de una docena. Son gente del club de montaña y están hechos a pasar horas allá arriba. Un saludo al pasar, una sonrisa o un guiño compensará su labor mucho más de lo que os pensáis. En los avituallamientos también hay gente que se ha animado a ayudarnos. Respetad por favor su trabajo y pensad que no se dedican a eso. Si tardan en rellenar un bidón, en cortar un trozo de melón. Si el caldo no esta tan caliente como te gusta o si te pone más fideos de los que querías. La carrera es de todos. La corréis vosotros pero la hacemos entre todos." Se giró y escribió en la pizarra, cuadrante Voluntarios: TODOS y lo subrayó
"En la base de vida tenéis botiquín y masajista. Más voluntarios. Compartid con ellos como estáis. Para ellos sois todos unos superhombres. ¿Vale?"
"Vamos con el recorrido" Y se movió a otro cuadrante mientras subía la voz y decía.... "ACOJONANTE"


miércoles, 30 de septiembre de 2015

Base de vida (II)

La furgoneta parecía grande, era grande, pero poco a poco se fue llenando. La fruta iba en cajas y se apilaba fácil en torres de 4 o 5. Un termo enorme para calentar litros de caldo. Bolsas de fideos y saquitos de arroz. Cinco neveras azules de esas de camping con embutido cortado. Los frutos secos y gominolas en bolsas de dos kilos rellenaban huecos entre el resto de achiperres, como calzando la carga. Vasos y platos de usar y tirar. Paquetes de cubiertos de plástico. Botellas de cocacola e isotónico….agua!!

“Falta espacio, falta espacio”, el responsable sacó el teléfono del bolsillo y pidió otra furgoneta. “Necesito otra para las bolsas de apoyo. Así también podemos enviar el avituallamiento antes y apurar hasta la salida para que dejen sus cosas los corredores”.
“Ahora te la envío. Llega en quince minutos”

Casi 200 corredores inscritos. Las matemáticas de la carrera no podían permitirse errores. Las hojas excel de los organizadores calculaban tres escenarios distintos en función, principalmente, de la climatología. Los cambios más notables se veían en la cantidad de líquido. Una columna por avituallamiento y escenario. Mover material a algunos avituallamientos sería complicado si había una emergencia. Por eso, en los tres escenarios, se había sobredimensionado todo. En la última reunión de responsables de avituallamientos se había acordado trabajar con la opción intermedia.
Y toda esta responsabilidad se multiplicaba por tres o cuatro al hablar de la base de vida. El kilómetro 52 de carrera. El salón de actos de aquel pueblo pequeño sobre el que viraba el recorrido de la carrera. Un pueblo que no aparecía en casi ningún mapa. Un puñado de casas y cuadras apiñadas alrededor de unas peñas sobre las que se asentaba un torreón con mejor pasado que presente. Mellado en su cresta. Cubierto de hiedra hasta media altura, como a medio vestir. Y a pesar de todo, el orgullo de la gente de allí.
Hacia él se dirigía ya la furgoneta con el cargamento más pesado y, detrás, tres coches con voluntarios. Tenían tiempo de sobra para montar todo y luego irse a desayunar. Se esperaban los primeros corredores hacia mediodía. Los últimos antes de medianoche. Uno de los coches que venía detrás eran repasadores. No se quedarían en la base de vida. Un par en contradirección y otro par a favor de la carrera debían asegurar que el recorrido estaba bien marcado.

“Dan frío pero nada de niebla. No me llenéis la montaña de cintas y banderines. No se trata de eso, no quiero “recorrido tarzán”. Marcas más juntas en zonas complicadas y más separadas donde no haya peligro de perderse. Ya avisaré yo en el briefing”, les había dicho el director de carrera en la última reunión.
“Y los que vais a descoser camino de la carrera, remarcad al volver. Siempre en el sentido que van los corredores. Si se me pierde un tío lo más fácil es que sea culpa suya. Si se me pierden veinte será culpa nuestra”. Risas con fondo serio.

La ambulancia de la Cruz Roja y la segunda furgoneta, con las bolsas de los corredores, llegarían antes de las 9:00. Esperaban tener todo montado antes de las 10:00. Todo en orden y el pueblito revolucionado. Seguramente era el evento del año.

Amanecía ya cuando empezaron a subir por la estrecha y empinada carretera que llevaba a El Espinar. La conversación era amena en cabina y, al hablar, se atropellaban unos a otros. Se notaba alegría. Ganas de pasarlo bien. El día sería largo. El walkie apoyado en el salpicadero de la furgo hizo ese típico ruido que avisa que alguien va a hablar. Se callaron:

“brrrrrr.....Aquí control de meta. 
                        brrrrrrrrrrrr....Hemos dado la salida.
La carrera está lanzada. brrrrr ”

martes, 29 de septiembre de 2015

Base de vida (I)

(ficción)

“Putos imperdibles…”

Hacía frío pero las manos, sus dedos, temblaban de nervios. Esos nervios que convierten en algo complicadísimo  atravesar un dorsal y una camiseta con un alfiler. La tela dos veces. Cerrarlo bien. No pincharse. Esos nervios que distraen la estética de un número descuadrado en medio de un pecho que palpita ya acelerado. Nervios precarrera.
Estaba de pie, frente a un escaparate, observando su imagen reflejada gracias a una farola y el juego de luces y sombras con el cristal. Aún estaba oscuro. Probó el frontal. El haz de luz borró de golpe su imagen del improvisado espejo y le deslumbró. Lo apagó y esperó a recuperar la visión. Un par de eternos minutos.

“Vaya pintas, tú”

Hoy se veía ridículo con aquella indumentaria. Temía que un día “eso” llegaría pero ¿hoy? Hoy era un día importante. Se repasó en su proyección. Unas zapatillas, con algo menos de 40kms, de un color chillón que el barro pronto apagaría. Siempre llevaba la misma marca, el mismo modelo. Solo cuando lo cambiaban, cambiaba él. Desconfiado pero esperanzado en encontrar las mejoras que anunciaban.
Los calcetines, con bastante más de 40kms, se habían quejado al poner el pie dentro y estirarlos. Seguramente no eran ni hermanos. Primos lejanos. Los dos tenían una R en el empeine. Pensó que cuando acabara los tiraría. Ni lavarlos siquiera. Pero….
El pantalón corto mostraba las cicatrices de batallas pasadas. Descolorido por las horas pasadas al sol y cuajado de pequeños agujeros mostraba, en un lateral, un remiendo hecho con mucho hilo y poca maña. Desde lejos parecía la marca comercial, de cerca una chapuza. El cordón para ceñirlo nunca fue anudado y solo se veía un extremo. El otro seguramente perdido en el recorrido de la cintura.
Estrenaba camiseta. Manga larga. Quizás un poco más ceñida de lo que a él le gustaba. O quizás él un poco más gordo de lo habitual. “Por eso me veo ridículo”, pensó. “Tendría que dejar la cerveza”. Cuando tomaba aire se movía el descuadrado dorsal sujeto por tres imperdibles. El 213 impreso cargaba todo el peso, por su inclinación, sobre el tres. El dos miraba hacia el hombro derecho. Intento recolocarlo algo moviendo la camiseta pero era una misión harto difícil. Y más aún usando como guía una imagen reflejada. Verde. La camiseta era verde.
Abrochó doblemente la mochila en el pecho y condenó al dorsal a pasar entre rejas las próximas horas. Una mochila con dos bidones de 500ml colgados de las tiras que bajaban desde los hombros y desaparecían algo más arriba de la cintura, volviendo hacia la espalda. Una tiras que ceñían aún más dejando poco para la imaginación. Cinturita de avispa no tenía, vaya. Muchos bolsillos. Muchos. La mochila tenía cremalleras y velcros por todas partes. Tocando fue repasando lo que llevaba en cada uno. Y acabó agarrando fuerte y afianzando los dos bidones. Con la maestría que una actriz porno aguanta sus pechos con las dos manos y los presenta a la cámara que graba. Se reía.

“La cabeza es muy importante en estas carreras”

Un buff apañado a modo de gorro cubría la cabeza por completo y atrapaba las puntas de las orejas. Ni se había preocupado en mirar como quedaba. Cosa extraña. De hecho estaba al revés el dibujo de aquella carrera donde se lo dieron. Y, de la misma forma que las correas del pecho atrapaban al dorsal, un frontal con sus correas bien ajustadas, ceñía el buff a la cabeza para que no escapara. Cabeceó un poco para comprobar que no se movía. Delante y detrás. Derecha e izquierda. No volvió a encenderlo. Pero se llevó de nuevo la mano al bolsillo donde llevaba pilas de repuesto. Aseguró que estaban allí. Como ya había hecho unos segundos antes.
Desde arriba, de un vistazo, comprobó que los cordones llevaban el triple nudo de rigor. Agarró los bastones que había dejado apoyado junto a la pared. Apretó los mangos y cerró los ojos. Repasó mentalmente lo que le había llevado hasta allí, los malos y buenos momentos por el camino, el objetivo que tenía por delante. Recolocó los “muebles” de la sala de mando y abrió los ojos. Como si los párpados tiraran de la piel de la cara, a medida que los abría aumentaba la sonrisa. No le importó verse ridículo. No le molestó el dorsal torcido. No se acordó de la “riñonera” que lucía de serie. Se despidió de él mismo en su imagen y caminó hacia el arco de salida.


Era su última carrera. Pero él no lo sabía.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Canfranc[90kms,6400+]cnarfnaC

Te levantas en el centro de Berlín, trabajas, malcomes en el avión, malcenas en un coche, llegas a Canfranc, te cambias y, cuando el viernes deja de serlo para pasar a sábado, sales a pasar la noche en los Pirineos.
Mal tiempo, dicen. Sin agua hasta las 5:00am y luego a mojarse. Estiman unos 82kms y 6.000+ tras las rebajas por la metereología puñetera. Yo estimo no quedarme solo. El cansancio de toda la semana esta escondido en el cuerpo  y tengo que cerrarle el paso de salida hasta pasar meta. Luego ya...que se cebe conmigo.
No he tenido ni un momento para mirar el recorrido pero llevo el track cargado por si la cosa se pone chunga. Ya lo hice en Andorra y, desde entonces, en MI material obligatorio va incluido siempre el Dakota20.
La idea es ir con Jaume, sobre todo porque él esta de acuerdo. Él es quien decidirá pues es mucho más rápido. Aunque yo quiera ir con él, aquí querer no es poder :-)
Noche cerrada y zetas para ganar altura. Con Egoitz Aragón vamos pasando grupillos que han salido por delante.Voy un poco collado hacia la Collarada (chiste!) pero justo cuando decido aflojar Jaume se espera. Genial !
Todo a oscuras y ahora niebla. Llegamos arriba después de volver a enganchar con Egoitz y con solo el trío de cabeza por delante. Bajando ya hemos de tirar de track. Las banderas han volado y se complica el tema con la niebla.
Tras la bajada delicada un buen tramo de correr, por culpa del cambio de recorrido, y bajada de zetas. Quiso la mala suerte que el vasco se golpeara en la rodilla y no pudiera seguir. Jaume sigue portándose bien y vamos juntos a buen ritmo.
Empieza la subida al collado de Izas con referencia lejana de los de delante y cercana de los perseguidores. Vuelve a bajar la niebla y al tocar el collado ya empieza a llover. Son casi las 6:00am.
El camino es entretenido rumbo al vértice de Anayet. Esos prados donde pisas en blando pero no en plano. Algún agujero pone a prueba el equilibrio. Bajo la lluvia y ya amaneciendo lo hace aún más disfrutón. Pero el correr se acaba en una infinita pala de hierba con un desnivel increible. Para de llover. Cresta. Impresionante las vistas. Impresionante. Combinando escarpadas paredes con ibones encajados en verdes praderas. Viento. Ahora viento. Y vamos bajando camino de la Canal Roya y de los 60 kms. El ritmo es bastante más lento que el previsto. Un terreno muy golfo.

La bajada al avituallamiento es eterna. Más que eso, infinita. Nos cansamos de correr uno detrás de otro y otro detrás de uno. Nos cansamos de caminar. No parece que por detrás amenace nadie. Por delante parece que son mejores. Así es esto.
Comemos algo, yo más bien poco, antes de encarar la subida a Larraca. Más zetas y unas antenas que emiten sus cantos de sirena. Hacia allá vamos. Mientras apuramos fuerzas nos pasan los primeros de la maratón. Al llegar arriba, los dos primeros y bajando el tercero y cuarto. Pero nosotros también pasamos al tercero de la ultra. Fundido. Desanimado. Parece, incluso, sin fuerzas. Astún.
Los de la maratón siguen bajando y nosotros encaramos por odiosas pistas de esquí la subida al Ibón de las Truchas para luego bajar a Somport. Otra vez el recorrido alternativo nos obliga a asfaltear casi 2kms para completar los 72 y casi 5400+ en el avituallamiento. Parece que la estimación inicial de la organización se ha quedado corta. Quedan unos 18 y 1000+
Seguimos juntos la pareja con alguna discusión bien llevada. Para esto también sirven los entrenamientos que hemos hecho juntos. Nos lo decimos todo y lo escuchamos todo. Pero solo procesamos lo importante. Si mi ritmo fuera más alto, compartiríamos más carreras juntos.
Subimos ahora a la Tuca repitiendo tediosas pistas de esquí. Las de Candanchú esta vez. Si no fuera por las vistas sería para darse la vuelta. Mucho viento en el collado. Mucho y fuerte, de parar y esperar que pase la racha. Arriba sabemos que solo nos quedarán 400+ más del collado de Estiviellas. Nos vamos animando. Pero la bajada antes de la última subida a un ibón seco no seca también a nosotros. Lentos y torpes descosemos un desnivel de unos 200- Chispea de nuevo y enfrente tenemos el último ogro.
- "Como una Trona dels congles" le digo a Jaume
- "Nunca he hecho una Trona con 80 kms en las patas", contesta.
- "Mira: repecho, flanqueo en subida y repecho"
- "Y luego más zetas de bajadas"
Empezamos lentos la subida y nos vamos animando. Empezamos lentos la bajada y nos vamos acelerando.
Abajo ya se ve Canfranc. A 800m más abajo. Zizzageamos sin hablar. Yo no me lo creo. Vamos a entrar juntos. O sea, yo con Jaume. Y terceros.
El trofeo me lo llevo antes de la entrega de premios.



lunes, 3 de agosto de 2015

mis Colosos Compañeros

Una de las primeras cosas que se aprende cuando empiezas a salir de fiesta es lo importante que es la compañía. La gente con la que sales. O el grupo que, a veces espontáneamente, se forma. Y pronto te das cuenta que, yendo a los mismos sitios con diferente tropa puede condicionar más que mucho el resultado final de la farra.
Los amigos borrachos. 
Los amigos demasiado serios.
Los amigos de tus amigos.
Los "amigos".
Los amigos golfos.
Y muchas noches que comenzaron igual, acabaron en puntos totalmente distintos, buscados o no, provocando momentos inolvidables o ratos dignos de ni siquiera mencionar.
Y de pronto, un día volviendo de madrugada a casa, llega ese punto en el que "decides que tú decides". Que tú elijes. Que tú escoges con quien sales de copas y, si no te convence... te quedas en casa. 

En la montaña, lo mismo. A la montaña no se puede ir con cualquiera. 

La montaña (y las comparaciones son odiosas) igual que las noches de fiesta se han de compartir con gente que te haga disfrutar al máximo. Sin darnos más problemas que los necesarios, que algunos SON necesarios también para reforzar el grupo. Con gente con la que sintonices. Con amigos que piensen igual, que sientan igual, que compartan unos mínimos principios básicos. Y no todo ha de encajar a la perfección, creedme. Pero ha de ser un puzzle en el que, aunque las piezas dejen pequeños huecos al unirse, se adivine el dibujo final. Aunque para verlo haya que alejarse un poco.
Rodaje. Todo este proceso necesita de rodaje. No es un pimpam. Y horas. Muchas horas. De día, de noche. De día después de la noche. O de noche después de un día. En un refugio esperando que amaine la lluvia. En una furgoneta devorando kilómetros. En la montaña incluso :-)




Y de todo esto ha habido mucho este año. Y hemos aprendido. Y hemos hecho rodaje. Y cada uno tiene su perfil que encaja con el del resto. Dejando huecos por donde pasa el aire, el agua incluso, pero por donde no se escapa ni un gramo de amor por la montaña. No se pierde un minuto de disfrute, de complicidad.
Y lo escribo ahora porque este fin de semana, solo los que estábamos allí lo sabemos, hemos compartido algo que quedará dentro de cada uno pero que de una manera invisible nos unirá para siempre.
Una cresta descarnada y peligrosa, vista desde los más de 3.000m del collado de la Paúl, nos ha impedido subir al Posets pero nos ha hecho más fuertes. 
Estaba donde tenía que estar, con quien tenía que estar e hicimos lo que había que hacer.
Anoche me acostaba como después de aquellas noches de fiesta en las que te metías en la cama pensando: como esta, las que haga falta !!!

jueves, 9 de julio de 2015

tantos años para esto...

Lo que más me han aportado los años es perspectiva. Perspectiva sobre una experiencia acumulada y sobre unos patrones de comportamiento que se repiten -con cierta frecuencia- sea cual sea el ámbito de la vida en el que nos movemos. Pero hablemos de deporte. Centrémonos en lo de correr por el monte.
En estas noches de insomnio y duermevela sudado, cuando por la mañana preparo café, nunca se si lo que repaso de memoria es producto del delirio o lo he cavilado sensatamente.
Por eso estas pocas frases, recogidas a golpe de "aquí-no-hay-quien-duerma", se permiten ciertas licencias y se han de leer desde el más absoluto de los respetos a todo el mundo. Porque es también así como se han escrito.
A mi me aplican. A otros...no tengo ni idea.
Muchas de ellas estaréis hartos de oírmelas decir por los bares (mala vida !! ). Buena señal, eso es que nos vemos. Nunca las había escrito y, mira tú por donde, aquí van a quedar ahora.

- la mayoría de las veces a 100 m del arco de meta ya solo eres "uno más". principio de la dilución.
- buenos corredores no es lo mismo que corredores buenos
- ganar carreras no implica ser un "tío/a guay". hay auténticos campeones/as que son gilipollas.
- no busques referencia en nadie con el que no hayas "cabalgado" junto. Al menos durante 5 o 6 horas.
- a raiz de la anterior: compartir pájaras y malos momentos une (a veces separa) más que hacerlo con carreras "perfectas".
- que alguien te de dos calcetines, una camiseta y zapatillas no es tener espónsor
- nadie ha perdido una carrera por pararse a recoger un papel que se le ha caído al comerse algo
- para cambiar las pilas del frontal hace falta luz ;-)
- salir de la zona de confort también es ir al ritmo de gente mucho más lenta que tú.
- ¿excusas? todas las que quieras. pero fijaos que siempre son los mismos los que las ponen
- asumir que hay días malos, pero también días buenos
- colleja al que diga "con lo bien y fuerte que iba la primera mitad, que mala suerte reventar después" (esta me encanta)
- el recorrido puede ser más o menos técnico. los corredores también. Para ti es técnico, para mi "corrible". O viceversa
- otra colleja fuerte para los que van "armados" con bastones
- si eres de análisis post-carrera, dedícale un ratito a las mierdas que has comido
- una más: cuándo empieces a pensar en cerveza, si no estas llegando a meta, afloja. Es una señal clara de que el cuerpo quiere acabar. O dale cerveza ;-)

Otro día, más...





miércoles, 1 de julio de 2015

LA R(ed)ONDA dels CIMS (y II)

Llegar al parking de Naturlandia da una falsa sensación de placer. Debe ser porque es plano. Dura poco. Apenas unos metros asfaltados. Buscamos altura con ganas pero solo por ver si refresca algo. Ni en la zona más desforestada. Ni durante el paseo por la carena. Un frontal a lo lejos se gira demasiado. Ya sabemos todos lo que quiere decir. Eso también nos da una excusa para seguir. Eso y otra luz por detrás que se acerca. La noche no nos regala ni un golpe de aire fresco. No nos rebaja ni un grado la temperatura. Vemos una hilera de marcas que nos hace guiños por delante al iluminarlas. Un cordón umbilical que une al de delante con nostros y con el de detrás. Somos hermanos de Ronda. Iván pide parar, cambia de frontal y seguimos.
Atrapamos a Luis, un potugués que luego nos deja bajando. No le veo muy 'católico' y se lo digo. Quiero pensar que no me entendió. Trás el descenso y un flanqueo cómodo nos encontramos la subida al coll del Bou Mort. De nuevo se me descoloca el ritmo. Iván se queda. Hasta Claror solo puedo pensar en mi. He de redondear el mal rato. Allí esperaré a ambos. Me giro y veo que Albert e Iván ya coronarán juntos.
A Claror has de llegar bien. Solo hay luz de frontales. Como las 4:00 de la madrugada. Caras de sueño de voluntarios y...de más amigos. ¡Qué huevos venir aquí a estas horas!
Portugués saliendo. Receno. Llegan Iván, que dice que se queda, y Albert con ganas. Momento clave. Decidir no es fácil. El sitio de Albert es delante mio. ¿Salgo con él o solo? ...Con él.
Ahora se que acerté. Aquella noche, cuándo me quedé de su rueda a los apenas 500m pensé que me había equivocado. Y mucho. La soledad trajo un rato malo de sueño. Paso torpe. Pensamiento espeso. Perseguir la luz de un frontal no parece lo mejor. Pero a lo lejos reconozco a Luis, el de Portugal. Vuelve a flaquear. Su mal rato cambia el mio a bueno y me saca del letargo. Antes de l'Illa, ya entre dos luces, le paso. Y entrando al refugio veo que sale Albert. Aprovecho el 2x1 y me vengo arriba.
Tomando un café pienso que merece la pena el esfuerzo de ir a por Albert antes dels Isards. Y me lo tomo en serio. Aunque corona 4' antes que yo eso significa coincidir en Pas de la Casa. Y así es.
Otro cambio de ropa y más café. Galletas. Crema para el sol. Propuesta de ir juntos. Acepta. No puedo pedir más. Hasta donde te aguante, le digo.



La subida al Pas de las Vacas y la bajada a Incles debe ser el trozo que menos me gusta. O que peor me sienta. O ambos. Hacerlo acompañado es un regalo. También las vistas.
Baja rápido para mi. Por un momento pienso que se acabó. Visualizo la subida a cabaña sorda y collada de Meners solo. Son unos 1400+. Llevas 12.000+. Tira !
Pero todo vuelve a ser más redondo cuándo veo que Albert esta en el avituallamiento. Ahora se que si no hay caida o lesión tengo la Ronda a tiro. Por primera vez. Un 70% diría yo. Parece poco pero, creedme, es una burrada.
La alegría, bañada a ratos en lágrimas de emoción, tira de mi para arriba. No pasa nadie de la Mitic. Solo los dos primeros. Eso se llama "buen ritmo". Cabaña Sorda y templando en la bajada a Coms de Jan. Sacando genio y sin apenas hablar hasta la collada de Meners. Si. Si. Siiiiii. Chocamos manos y a los lados de las gafas de sol se ve como se arrugan los ojos cansados al sonreirnos. ¿Vamos para abajo? Sorteny a 4kms nos espera. Comer algo, beber cocacola. Unos 8kms más y se acabó.
No me gusta bajar. Lo sabéis.
No se me da bien. Lo se.
Pero hay que hacerlo.
Y desde un fuerte convencimiento de que puedo seguir a mi compañero aprieto los puños sobre los bastones y salgo tras él. Caerse no es una opción y cuándo el terreno me provoca evito entrar al trapo. Estamos cansados. Se nota. Orgullosos. También se nota. Con ganas de disfrutar de este final.
Durante un rato miro bastante atrás. No veo a nadie. Delante me gusta que este Albert. Es el que tiene que estar.
Solo en el último tramo de 3kms hablamos de la entrada en meta.
-¿Cómo entramos?, le pregunto.
-Al trote, me dice.
-Vale, pero tu delante. Tú séptimo. Yo octavo.
-No. Los dos séptimo.
Siempre he tenido suerte con la gente que comparto estos momentos. Hoy no era una excepción.
Amigos. Trote. Cava. Séptimos. Meta.


Fin de una etapa personal.

martes, 30 de junio de 2015

LA R(ed)ONDA dels CIMS (I)

Leéis el título y pensaréis que hablar de una carrera "redonda" cuándo han sido casi 36h (170kms y 13.500+) no deja de ser un tanto pretencioso. Chulesco. De sobrao....
Pero, ojo, no hablo de una carrera perfecta. No hablo de que todo saliera inmaculado. No vendo un disfrute total.
No.
Hablo de buena gestión, sobre todo en los malos ratos. Hablo de buenos momentos pero donde se ha de controlar la euforia. Hablo del equilibrio entre compartir con otros y sentir la insignificancia de la soledad nocturna a más de 2.500 m. Hablo de lo que pesa la responsabilidad de acabar enfrentada a la irresponsabilidad de seguir, ¿si? Redonda. Una Ronda redonda.
En un circuito que me niego a reproducir aquí con nombres y cotas (sobre todo porque no las conozco bien) cada tramo entre avituallamientos se ha de gestionar por separado. Cada vez que arrancas de nuevo cargas en la mochila agua, isotónico, algo de comer y unas horas más de cansancio. Esas si que suman. Y, a la larga, lo que más pesa.
Desde la salida me encontré cómodo en un segundo grupo de unos 5-6 corredores. A poco que te fijes, en el refugio de Sorteny ya has visto quien es bajador o subidor. Pero te has de fijar, claro. Y hacer tu composición de lugar. Y seguir con tu carrera. La redondez de la que os hablo se gestiona desde dentro uno mismo.
Van pasando los kilómetros, va cayendo el calor a plomo. Algún calambre en el gemelo izquierdo. Nos hemos quedado tres. Dos se han ido delante. Uno se ha dejado caer.
Hay que parar a coger agua donde corren riachuelos porque la deshidratación es una continua amenaza. Camino de Pla de l'Estany el trote se hace ameno. Y miramos las raíces del suelo. Para no caer y porque al levantar la vista se ve el Comapedrosa. En su base comemos bien y, ya subiendo, Albert me pide que tire. No voy, dice.
Bajando de la cima decido quitarme la cinta rotuliana por si fuera esta la causa de los calambres que se repiten en cada tartera. La llevo en la mano (foto) por si no fuera así colocármela de nuevo. Ahora es el gemelo derecho. Bajo el ritmo. Queda mucho. Mientras cruzo los neveros me giro pero Albert no viene. He de seguir.



Desde el refugio del Comapedrosa hasta Coll de la Botella tembló la redondez ansiada por culpa del nuevo tramo. Me pareció durísimo. Imagino que ir con ideas prefabricadas no ayuda. La carena nueva que antes se hacía por abajo es brutal. Pero tirarte luego al fondo de un valle para subir por una pista de esqui pudo haber sido mi puntilla. Una vez más, estoy contento de como gestioné este momento. A ver si al final hasta tenemos algo de sentido común.
Fruta. Mucha fruta. Una cerveza. Y para el Bony de la Pica pero, mentalmente, ya en Margineda. La larga bajada la hice junto a un compañero canario y se hizo distraída. Necesitaba sentarme. Lavarme y cambiarme de ropa. El sol (que no el calor) se retiraba y yo ansiaba la noche consciente de sus "peligros". El soporte de muchos amigos en Margineda es tan maravilloso como duro es luego ponerte un frontal en la frente y salir sin ellos hacía el Pic Negre.
Calor.
Repechos.
¿Dónde esta Comabella?
Se acerca la medianoche. Llevamos casi la mitad de horas previstas y vamos resolviendo con cierta elegancia las dificultades que aparecen. Un cansancio "lógico". Ausencia de sueño. De nuevo a cota 2.000m.







jueves, 18 de junio de 2015

la búsqueda infinita

queda una semanilla. no se si es mucho, es poco ó nimuchonipoco. de hecho lo único que me preocupa ahora mismo y que me pasa por la cabeza es ir allí y demostrarme a mi mismo que lo del año pasado...pasó. que lo del año pasado es mio. pero no quiero tampoco engañarme y no ocultaré ganas de hacerlo mejor. no oculto, de ninguna de las maneras, un enorme deseo de superarme. todo desde un gran respeto por lo que viene pero, me atrevo a mirarlo a los ojos.

como siempre, huyo del lastre de excusas que solo sirven (a veces ni eso) al que las escucha y me alejo de una alineación de planetas contra mi. parto de un base muy sencilla. la situación es distinta. mi situación. la montaña, como ser vivo que es, también estará cambiada. el tiempo....¿qué tiempo nos hará? ¿lluvía? ¿frío? ¿calorazo? el día antes. la semana antes. el mes antes. son tantos factores que no se pueden controlar que lo mejor es ir allá tranquilo. con la sensación típica de deberes hechos pero mal rematados. ese bien, notable quizás, que con un poco más de codos habría sido un sobresaliente. pero no importa. el lunes a currar de nuevo con la mochila llena de disfrute. de los amigos. de los collados. de las cervezas. de los picos. de la soledad. de los valles.

a veces tengo la tentación de creerme más de lo que soy y me hago daño. otras veces me infravaloro y, de nuevo, soy mi peor enemigo. esa oscilación se produce desde hace años. pero con la edad la oscilación de esta onda es menor en amplitud. quizás mayor en frecuencia. pero, inexorablemente noto que se acerca al equilibrio. ponerme en mi sitio.
y hablo de deporte. pero no es solo deporte.
el viernes que viene será un día largo. un día con una noche en medio. se que reiré. se que lloraré. que me cagaré en todo. que rascaré las nubes con las puntas de los dedos. de puntillas. estirándome. pero, espero que sin dejar de tocar el suelo con las puntas de los pies.
no hay estrategia. saldremos con lo puesto. iremos dando forma a la experiencia kilómetro a kilómetro, hora a hora, trago a trago. dátil a dátil. y a golpe de bastón enhebraremos un perfil exigente. un recorrido desafiante. un subeybaja en el que el cielo no siempre está arriba ni el infierno siempre abajo.

creo que estoy preparado.


miércoles, 20 de mayo de 2015

cuaTREncacims (casi 50kms y algo más de 4.000+)

Sujeta un dorsal con cuatro imperdibles y no habrá viento que lo arranque. Da igual que quede más o menos recto, más o menos pillado por la mochila, más o menos alto. Lo normal, si no caes, es que llegues a meta con él intacto.

Apoya una carrera en CUATRO BUENOS pilares y será un éxito. Cuatro bases equilibradas y compensadas. Cuatro puntos de apoyo construidos con cariño, con el corazón, con ganas. Cuatro piezas de un puzzle simple que, unidas dan un magnífico cuadro:
Organización, Recorrido, Avituallamientos y Voluntarios
Sobre estas cuatro patas, fuertes y robustas, con muchas horas de trabajo y esfuerzo detrás, se apoya Trencacims.



1. Una ORGANIZACIÓN volcada en que todo salga bien es algo que se palpa, se respira, se siente en el ambiente desde el momento en que te bajas del coche. Si me apuras, desde que una carrera se cruza en tu vida. Pero no vale con mantener el "nivel" en las redes sociales y tal. Todo eso se ha de trasladar al día que caes por el pueblo a por tu dorsal. En Paüls la organización se vuelca con los corredores y con los acompañantes. Rápido ves que no solo vas a correr. Vas a ser parte de la carrera. Y a mi eso me encanta.

2. Un RECORRIDO brutal que no te regala ni un metro de descanso. Meter algo más de 4.000+ en algo menos de 50 kms es complicado...pero acabarlos con dignidad lo es más. Eso si, esta hecho de tal forma que quieres, necesitas incluso, acabarlos. Y pobre de ti que subestimes cualquiera de los repechos, de las crestas, de las bajadas que hay. Sirva yo mismo como ejemplo. Otra vez pasándolas canutas como hace dos años...eso si, 15 kms más tarde. Otra lección (gustosamente) aprendida en las Terres de l'Ebre y un cursillo acelerado de gestión de malos ratos.
Y que no me olvide decir que es un camino lleno de amigos. A unos los ves en salida y meta, a otros te los vas encontrando. Si tienes suerte puedes, incluso, compartir kilómetros con algunos, pero...no descuides tu ritmo por hacerlo ;-)




3. Unos AVITUALLAMIENTOS bien abastecidos, abundantes (ver perfil) y en lugares donde te preguntas como coño llevan hasta allí garrafas. En ningún momento tienes la sensación de que te vayas a quedar corto de agua, de algo de fruta, de algo de salado. Montados y atendidos por y para corredores. Y eso, cuando se hace bien, se nota. Y aquí se hace muy bien.

4. Y para acabar, unos VOLUNTARIOS que pondrían celosas a nuestras mismísimas madres. Pendientes de todos y cada uno de los corredores. Y aunque la mayoría de los "oficiales" vayan dentro de unas camisetas negras a pleno sol, la sensación es que es un pueblo voluntario volcado al completo. Una marea humana que no solo me cuidaron las 7:11 de carrera sino las más de 24h que pasé allí.
¡¡ Una pasada !!


Esto hace que, desde mi punto de vista, sea una carrera que se merece mucho más de lo que tiene.
De hecho, la primera injusticia que cometo con ella es llamarla solo "carrera" porque...se queda corto. El año que viene, cuando vuelva, seguro llevaré algún amigo que la pruebe. Será como compartir con ellos un pequeño tesoro encontrado en el parque natural de Els Ports. Un recorrido y una gente especial. ¿Te vienes en 2016?

lunes, 4 de mayo de 2015

okupA el Apuko

La última pala de hierba que se sube es la del Apuko. El monte que da nombre a esta carrera, de apellido Igoera. Y el mantra de "okupA el Apuko" que tenía preparado para el apretón de la recta final, para los últimos metros de desnivel positivo (rondando ya los 6.000) no me funcionaba. Lo repetía desde que salí del último avituallamiento. Hacia dentro pero fuerte. Para mi pero compartiendo. Nada.
Y fue en el momento justo cuando dejábamos el bosque para encarar la cima pelada cuando me vino a la cabeza aquel chiste, aquel puto chiste, leído por ahí:
-"No he podido abrir un bote que cerré ayer. Soy más fuerte que yo mismo"
¿Más fuerte que yo mismo? Coño...¿soy más fuerte que yo mismo? Y con más de 12h de carrera y casi 85kms, decidí probarlo...


A las 6:00 puntuales salíamos casi 190 nerviosos frontales del polideportivo de Zaramillo. Los comentarios de la tarde antes y de esa misma mañana eran que sería una carrera dura por la humedad. Menos barro que en 2014, decían, pero ojo con no hidratarse. O yo los subestime o se quedaron cortos.
La primera subida, se hace cómoda, con un trote cómodo y viendo amanecer al llegar arriba. Una pequeña cresta donde hace viento pero no frío. Da tiempo a girar 360º para ver el paisaje pero todavía vamos todos enganchados y el ritmo del grupo te arrastra. Voy con Joan Carreras que me va avanzando lo que viene. Retiene en las bajadas porque dice que siempre se pasa y luego lo paga subiendo. Me dice que divida la carrera en 6 subidas, separadas por los avituallamientos pero luego me suelta que el año pasado se retiró en Sodupe (km 30) lesionado. ¡¡ Juventud !! :-)
Bajo pisando en blando. Como la mayoría de las bajadas...y de las subidas. Verdes. No es mi terreno pero hay que probar de todo. Es montaña. No de la alta pero si de la empinada. ¡ Caña !
Avituallamiento de La Quadra (km17) donde llegamos juntos y diría que frescos. Sobran los maguitos y saliendo del pueblo entramos en una zona con mucha humedad. Los oidos se taponan por primera vez y sobra hasta la cinta de la frente para evitar sudor en los ojos. Pero las ganas de conocer las rampas de subida al Eretza me atraen. Contento voy. Bebiendo y comiendo.
Y llego. Y un tío soplando un cuerno da una especie de aviso de "ahí va otro". Con ganas. Se que son una y dos. Y aquí puedo decir que las disfruto sufriendolas. No se me hacen largas, Si duras. Arriba sonrío y me preparo para bajar a Sodupe (km 31). Según Joan, 2 de 6.
En avituallamiento de Sodupe como algo de fruta y ya me he de parar en una fuente a meter la cabeza. La "tercera" subida, según veo en el perfíl, es de las de no fiarse. Y se me atraganta. Pero me engaño pensando en los macarrones de Zalla. Ya será el km 55. Pués tanto pensé en ellos que casi se me atraganta también la pasta. Y a 10 kms de probarlos.


foto de Iratxe Bilbao (Eskerrik asko)

Hay mucha humedad. El cuerpo lo noto hidratado y, aunque no hay rastro de calambres, tampoco encuentro fuerzas. Como si se hubiera desconectado el turbo. Como si tuviera resaca. Espeso. Sordo. Y por primera vez viene el "okupA el Apuko" a mi mente. ¡¡ Ojo que esto era para final !!
A Zalla no bajé. Me dejé caer. Me senté. Cocacola de 2 litros y pasta con tomate. El calor en el pabellón era terrible. Caía el sudor de la frente en el plato de macarrones. Comí y bebí. Y llegó Joan. También justillo. "Salgo fuera a que me de el aire", le dije. Pero fuera también calor y humedad. Y eché a andar. Anduve todo el pueblo. Los macarrones se colocaron en su sitio y algo más animado encaré la "cuarta" subida. Poco a poco me encontré mejor. Subir. Salir de la vegetación. Ganar altura, me iba bien. Bajar me anulaba. Y anulado llegué a Güeñes (km 68). Chispeaba. Cogí algo de comer y me senté en un banco. Me animaron, me dieron un bidón con sales, me dejaron reposar y fui yo el que arranque de nuevo. Consciente de que estaba demasiado cerca del hotel (a unos 500m) como para pensármelo mucho. Y no pensé. Trote alejándome y mirando atrás. Ya no venía Joan y no lo vi hasta meta.
"Quinta" subida por unas zetas que no habría sido más que eso, zetas, si no se hubiesen cruzado unos kilómetros de barro. Mucho barro. Un esqueleto de una vaca incluso hundido en el barro. Y más humedad. Amago de una ampolla. Ay, madre...que tú no okupAs el Apuko hoy !!. Como alma en pena pisaba el barro donde caía el píe, no donde yo quería. Era como si yo estuviera quieto y se moviera el suelo. Y, como borracho, salí de aquel callejón infernal a una pista forestal. Hasta me alegre de ver aquellas zetas desforestadas y secas. Y las deseé. Hasta sentí que el suelo era estable y no se movía estando lleno de restos de ramas y rodadas de tractores.
Hacía muchos kilómetros ya que la carrera no consistía en llegar otra vez a Zaramillo. Cada avituallamiento era una meta. Y una salida...
Y así busqué el último: Castaños, km 80.
Hice "meta", me senté 5 minutos e intenté distraerme. Lo conseguí. Charleta. Allí había gente de las 3 carreras. Estuvo bien. Y entre dos de la Longtrail salí hacia la última subida: el Apuko.


El resto ya lo sabéis porque he empezado por ahí. Puedo deciros que fue duro y que probé (sin esperarlo) la maquinaria. Y que estoy contento, porque funciona.
Fueron 12h51´ con mucho rato para mi. Tengo mis dudas sobre si se aprende o no con estas experiencias pero, ahora mismo, no se la cambio a nadie.
Si quieres probar, anímate y el año que viene okupA el Apuko :-)

viernes, 24 de abril de 2015

tinguem la festa en Pau (y II)

...es 17 de abril, pelín pasadas las 21:30 cuando comienza nuestra fiesta en Viladrau. Con más interés por la carta de la fonda que por el track de la ruta nos sentamos a la mesa. Los más avispados ya cuentan con cenar mañana aquí y eligen en consecuencia. Total, la ruta es la que me pongan pero entre galtas o xurrasco elijo yo.
Se nos va de las manos el tiempo 'transicionando' de volldamms a ratafía y, con una hora menos de oscuridad por delante, salimos a la 1:00. Alegres y contentos. Tan dispar el grupo como la famosa comunidad del anillo. Cinco espíritus divertidos y tranquilos persiguiendo luces de frontales que corretean por el suelo.


Subimos al coll de Pregón adaptando ritmos al de Pau (es el que manda) y poniendo a prueba el track descargado. La pista de noche solo es tan ancha como la luz que proyectas y los senderos del montseny se convierten en túneles. Bajada alegre a sant Marçal y charleta en grupo donde Pau nos cuenta que ahora vamos a conocer la diferencia entre ir lento y muy lento :-)
Ala, vamos a verlo...y encaramos subida a Agudes.
La noche no es fría y menos con estos desniveles. Pero hay que abrigarse para el flanqueo entre Agudes y Turó. Sabemos que luego la bajada será terrible de larga pero empieza a amanecer y ya se ve el Samont a lo lejos. Aunque igual mejor que no se viera...
En la fuente del pueblo de Montseny "desayunamos" y seguimos bajando. Yo aviso del asfalto que nos espera cuando la pendiente cambie de nuevo pero...ni así se hace soportable cuando llega. Grupo chicle, se estira y se encoje. Y cuando nadie lo espera, se planta Pau y dice: "Vamos recuperando la hora perdida" O.o'
Al poco rato, nuestro líder, se desvía a una masía donde un pagés lavaba a manguerazos un landrover y, desde lejos, vemos como hablan antes de que le enchufe la manguera a la cabeza. Era la primera persona que veíamos desde la salida y supongo que había que celebrarlo.
De asfalto a pista, de pista a sendero, de sendero a traza y de traza al Samont. Y llama Ives que está en el Sui con algo para picar. Le vemos desde lejos, en topless, pero nos cuesta media hora crestear. Empieza a hacer calor. Las cervezas de Can Bellver pagarán las consecuencias. Cuchillo y tenedor. Comité de bienvenida. Mesa de bautizo. Ensaimadota. Casi dos horas avituallando el ganado. Y, con 4 incorporaciones bajamos para Aiguafreda por uno de los caminos no-directos. Bajada social, diría yo, para explicar el ritmo desenfadado de este ultra de fiesta.



El Desmai se llama el sitio donde nos dejan 3 miembros. Apuramos vasos y arrancamos de nuevo la pesada maquinaria, que ya chirría en algunos engranajes. Se acerca la hora de comer y todo el mundo echa mano a la mochila mientras subimos a la cinglera de Saní. Ruta repleta de dolmens con una vistas impresionantes a la zona de la que venimos,. Bonita y larga. Muy larga. Tan larga que nos deja, prácticamente en El Brull. Un trozo antes Pau nos hace una pequeña demostración de The Walking Dead. Calcao a la tele. Mirada perdida al frente. Pasos inciertos. Oidos sordos...pero recuperamos al zombi con bocata de jamón y cocacola. Armas letales para los muertos vivientes.
Sacamos pecho ante el último tramo al ver que vamos cumpliendo horarios originales, a pesar de haber salido tarde. El problema era serio pués no llegabamos a cenar :-)
Ahora, todos sabemos que es posible calentar de nuevo la silla de la noche anterior. Som-hi !
Y subimos unos repechillos que siguiendo a derecha llevan al Matagalls. Pero nosotros vamos a izquierda. Y al otro lado de una bestial "V" vemos Sant Segimón.
Y bajamos otros repechillos entre hayas mágicas hasta mojarnos los pies y dejar de ver Sant Segimón.
Y para arriba casi en vertical. Con la puesta de sol ya. Y hasta estar al lado de Sant Segimón.
Agrupamos una vez más, al fondo Viladrau. El hilo que nos une es el PR. Al otro lado esta la cena. Más birras. La meta. Ahora es solo bajar. Ni dejarse caer vale, ¿verdad Pau? Hay que bajar. Manda huevos !!
Pero nos lo vamos comiendo poco a poco. Y se deja. Y cada uno por dentro seguro que iba montando un puzzle con las piezas que había ido recogiendo durante el día. Un puzzle de muchas piezas, pero muy grandes todas. Con los bordes bien definidos y que encajaban perfectamente.
Unas con nombres y apellidos que ya todos sabemos quienes eran.
Otras con tiempos, desniveles y kilómetros que están por ahí.
Las demás con bebidas y comidas que completaron el puzzle.
El puzzle de este peculiar ultra que volveremos a montar con diferentes piezas el próximo año.


GRACIAS PAU !!

jueves, 23 de abril de 2015

tinguem la festa en Pau ( I )

Ya lo escribí una vez.
En las carreras tengo más amigos entre los que llegan detrás que entre los que encabezan pdfs de clasificaciones. Conozco más gente que sabe lo que es pararse en un avituallamiento y "perder" tiempo echando unas risas que aquellos que pasan estirando el brazo y trincando el vaso de agua (solo lógico si disputas, en mi opinión) como si lo robaran. Paso más tiempo entrenando con golfos cierrabares y comedores de bravas que con esclavos de excels y disciplinas férreas.
Pero, sea por lo que sea, cuando me pongo un dorsal me suelo encontrar de la mitad palante. Y, cuando paseo los 4 imperdibles, nunca coincido con ellos. Porque también creo que con el dorsal en el pecho hay que volcarse en la carrera. No me quejo, llegar antes que ellos tiene una ventaja increíble. Y creo que es lo mejor de ser menos lento: verlos llegar a todos y celebrar su esfuerzo en meta. Pero, hace meses pensé que, al menos una vez al año, esto tenía que cambiar...

Todos conocéis a Pau (y si no, eso que os perdéis). No recuerdo bien cuando hablé con él la primera vez -creo que en un entreno de la Vall del Congost  hace 5 o 6 años- pero si recuerdo el punto de inflexión que supuso en la relación ser vecinos de acampada en Francia (por casualidad) los días antes y el día después del GRP. Agosto de 2012.

foto salida Gran Raid Pirineos 2012

Una desgracia posterior aliñada con bastante mala fortuna ( #sempre3A) nos acercó mucho más. Y finalmente acabamos llevando la misma camiseta golfa del Koala de peluche abrazado a la jarra de cerveza.

En el regreso al coche, tras robarle a un miércoles cualquiera un Sant Jeroni nocturno con luna llena, le dije a Pau que quería correr una ultra con él. Desde el principio al final. Quería saber como era ir atrás, apurando tiempos de corte, con el aliento en la nunca de los corredores escoba. Quería compartir con él sus miedos, sus cansancios y, también, sus momentos de euforia. Respetar los kilómetros de "no estoy para nadie" y vibrar con los subidones cuando el motor va fino. Queria, si. Eso y seguro que muchas cosas más.
Yo creo que me escuchaba flipando. Como si no me creyera. "Las cervezas en altura tendrán la culpa", seguro que pensó. "Este mañana no se acuerda de nada".

Pues si. Me acordé...y se lo recordé. Le pedí que escogiera uno. De más de 60kms. Con noche. Y con cena(s).
Y viendo que no cuadraba nada 'oficial'...
Y viendo que las ganas de compartirlo iban a más...
Y viendo que alguno que otro preguntaba para venir...
Y viendo que se podía pasar  muuuy bien...
...nos liamos la manta a la cabeza y propusimos nuestro propio sarao. Unos 70kms y rondando los 4000+ con doble cena, por el Montseny.

Y abrimos inscripciones... :-)

foto salida UT EstebAmbPau

jueves, 26 de marzo de 2015

nadie dijo que fuera fácil

Os voy a decir una cosa.
Los acontecimientos de la vida son como piedras que caen en un lago. Provocan ondas que recorren la superficie del agua a mayor o menor velocidad, en función del tamaño de la piedra y de la altura o fuerza con la que choca.
La mayor o menor proximidad, a la que nos encontramos ubicados del centro del impacto, determina el alcance con el que las perturbaciones nos alcanzan. Y suele ser en forma pulsada, nunca contínua.
Luego, igual que al encarar olas en el mar, influye la posición en la que nos pongamos.
Una postura de perfil minimiza el choque pero enlentece el avance.
De espaldas se suele aguantar más fuerte pero no lo vemos venir e impide conocer el momento exacto en el que nos sacudirá.
Y de cara, aunque el golpe frontal es más duro, nos permite adivinar la llegada y plantarnos frente al empujón sin dejar de avanzar. Frenandolo un poco, quizás.
Cada uno escoje como se pone. La maestría esta en la combinación perfecta.
Las piedras van cayendo. Algo, pero poco, podemos hacer ahí.


Estoy entrenando bien. Y sin sacrificios gordos. Nada más allá de algún madrugón. Ni cosas raras con la comida. Sensación de tener márgen de mejora aún. Y, lo más importante, sin ninguna prisa de nada. Sin (auto)presión
Casi sin buscarlo este año se esta convirtiendo, a nivel deportivo, en un periodo de transición [había escrito "año" en lugar de "periodo" pero no lo quiero acotar. Y escribir año lo hacía]. He pasado de estar de perfil a encarar lo que veo y no me gusta. Todavía estoy aprendiendo. Y me gusta en lo que me estoy convirtiendo.
Desde dentro de unas zapatillas se pueden vivir las cosas de muchas formas. Se puede compartir de mil maneras. Estoy aprendiendo a disfrutar de las cosas de otra forma quizá más intimista. "Soltar lastre", le digo yo.
Tengo claro de donde vengo y se que ahora critico cosas que yo he hecho. No me importa admitirlo y no me duele cambiarlo. Y tampoco quiero cambiar a nadie.
También pensé que sería fácil dejar atrás costumbres que hace tiempo empezaron a no gustarme. Pero ha costado. Puñetero ego.
Las discusiones, a partir de ahora, durante los entrenos o en los bares.
Creo que esta vez lo he conseguido.

lunes, 16 de marzo de 2015

The Worst Error

W. Harding y W. Merry escalaron por primera vez The Worst Error, Elephant Rock (Yosemite) en 1957. Una vía de fisura con un tramo de chimenea donde, en algo más de 30 metros, es imposible poner ningún seguro (no he estado nunca allí pero leo y leo y leo... por si voy algún día).
Ese tramo de chimenea lo abrió Merry. Empotrado en la chimenea y tirando para arriba. Cuándo fue preguntado por la sensación de escalar a esa altura (tercer largo de cuerda) sin poder poner seguros, respondió:

"I was feeling far too claustrophobic to worry about falling."

A veces estas leyendo un libro y un párrafo te engancha. Te hace parar. Reflexionas. Sigues leyendo y un par de páginas más adelante notas la atracción de nuevo y has de volver atrás. Mascar otra vez esas palabras. Digerir la información que tiene. Tienes la sensación que hay más jugo del que le has sacado. Tienes la intuición que te está diciendo algo. Tienes la necesidad de recuperar para ti el mensaje que envía. Anoche no pude.
Hoy, mientras tomaba un café bien cargado, he vuelto a buscar el libro a la estantería. He abierto por la página adecuada y he vuelto a leer. Empezando unos párrafos antes y parando uno después.
Seguramente para él fue solo una frase pero a mi me está dando el día :-)




domingo, 1 de marzo de 2015

mis dors4l3s

De un tiempo a esta parte, en una balda de la estantería he ido aparcando dorsales. Desordenados y doblados. Debajo de los libros de montaña y al lado de un montón de mapas de Alpina. Pisados por un animal imposible de barro que modeló Alba hace un tiempo.
La curiosidad, mucho más potente que la desterrada nostalgia, me ha llevado hoy a interrumpir el noble arte de quitar el polvo para trastearlos un rato. Tamaños, colores y texturas tan distintas como las carreras a las que representan. Mezcla.
Y, del tirón, he repasado mentalmente: en una caja de zapatos, dentro del armario, hay más. Y, debajo de estos,  entremetidos en las hojas de 8 agendas donde apuntaba mis entrenos hace años, el resto. No sé si son muchos o son pocos. Son los que tengo menos los que he regalado. Aritmética fácil.
El futuro que les espera es incierto en cuanto a tiempo porque,  algún día, pasarán por el fuego mientras me bebo una volldamm al costado de la hoguera. Si tardan mucho en arder, dos...
Mañana cumplo 43.
Como los dorsales, desordenados y repartidos por varios sitios.
Como los dorsales, de muchos “tamaños, texturas y colores”.
Como los dorsales, no se si son muchos o son pocos. Si la edad se midiera como las carreras ya sería una ultrapersona :)
Como los dorsales, también he regalado algunos (y encantadísimo) y seguro que regalaré más.
Como los dorsales...