domingo, 30 de marzo de 2014

Cada vez...

Cada vez me da más vértigo mirar hacia atrás. Debe ser porque cada vez estoy más alto.
Cada vez me gusta menos recordar aventuras pasadas. Debe ser porque algunos de los que aparecen ya no están.
Cada vez soy más reticente a recrearme en lo que fue. Debe ser porque, de una forma u otra, hace más efecto de lastre que de empuje para lo que queda.
Cada vez evito más hablar del pasado. Debe ser porque ya solo es eso...pasado.
Cada vez evito más hablar del futuro. Debe ser porque es solo eso...futuro.
Cada vez corro más lejos, y no llego a ningún sitio. Debe ser que no voy más rápido.
Cada vez corro más rápido y vuelvo a mismo sitio. Debe ser que no voy más lejos.
Cada vez crezco un poco por dentro, un poco por fuera. Debe ser lo que debe ser.
Cada vez pido menos consejos. Debe ser porque cada vez me gusta menos darlos.
Cada vez escucho más y discuto menos. Debe ser que lo hago mejor.
Cada vez me sobran más cosas. Debe ser que tengo demasiadas.
Cada vez abrazo más y doy menos la mano. Debe ser que pierdo la vergüenza a hacerlo.
Cada vez miro más. Debe ser que así me explico mejor.
Cada vez saboreo más la cerveza, los amigos, los momentos, los besos, las carreras, los chistes, las collejas, la música incluso los atascos. Debe ser que le voy pillando el truco a esto.

Cada vez...es cada vez. Y no hay dos veces iguales.


Qué siga lloviendo. Que siga luciendo el sol. Pero que siga...
Sonreid !!

miércoles, 19 de marzo de 2014

UT Les Fonts. Homenaje al corredor de montaña-

Entrante: Nocturneta, 23 kms y 350+
Primero: Ultratrail, 70 kms y 4.000+
Segundo: Carrera, 27 kms y 1.650+
Postre: a escoger entre los recuerdos

Cuándo llegas a Xerta has de estar hambriento de correr. El menú que presenta el UT Les Fonts es capaz de satisfacer al más exquisito gourmet de trotar por la montaña. Y como la cantidad de platos que engullirás los escoges unos meses antes, lo único que puedes asegurar -para evitar el empacho- es hacer bondad los días antes para llegar famélico. No es tan fácil, creedme.
La segunda clave es, en mi opinión, dosificar bien los 3 platos para poder gozar de todos. Cebarse en exceso al principio es un clásico cuándo te sientas a una mesa con ganas de devorar lo que caiga. Carga mucho del entrante o el primero y dejarás la  mitad del segundo. Incluso sufrirás con escoger el postre, si no lo pierdes. Tampoco esto es fácil.

El entrante de la Nocturneta apetece mucho, son "solo" 23kms casi planos que se comen a oscuras. Eso ayuda a no tragar los trozos sin masticar, pero aún así nadie quiere ir a dormir tarde. El trote a la luz de la luna, seguramente ofendida por el uso de tantos frontales, comienza siendo regenerador de sensaciones y debería ejercer su función de abrir apetito para el plato principal. Voy en el segundo grupo de unos 5 o 6 a ritmo de comer y charlar. Nadie se atraganta y comentamos los sabores. Relevos en cabeza y al salir de Aldover comento con Imanol que los primeros ya ni se los ve. Un poco más adelante nos dicen que el grupo de cabeza se había perdido y vamos delante. De alguna forma y casi sin querer, apretando eso si, engullo en un tenedor dos trozos de lechuga que me quedaban y vacío mi plato: 1h41'35''. Satisfecho.



El primero es, como tiene que ser un primero, potente. De cucharón, con fundamento. Ultratrail de 70kms y 4.000+
Desde que terminé el entrante no ha pasado apenas tiempo y a las 6:00AM estamos de nuevo sentados a la mesa. Esta vez la olla es grande y el contenido con más sustancia. Por delante se adivina un alimento energético a tope para degustar. No vale echarse atrás, hay que empezar. Cucharada a cucharada. Sin llenarlas mucho al principio, cargando más a la mitad y procurando que al final, con el pulso no tan firme ya, no caiga el contenido de las últimas. Las patatas son más fáciles de digerir pero yo prefiero los trozos de carne que encuentro en las subidas. Los muerdo con cuidado para no hacerme daño pero sacando todo el sabor. En las bajadas es fácil mascar rápido e incluso tragar un trozo entero de patata que se quede luego atascado en las tragaderas y, al volver a comer carne, no te deje degustarlo. En la bajada a Alfara me caza el autobús de vascos que viene apretando fuerte desde la subida anterior, intento cargar la cuchara como ellos pero...la siguiente ya vuelvo a mi dosis. No es mi guerra. Al menos hoy no. Acierto. Pero el daño ya esta hecho y sufro en la bajada. En la última subida recupero algo pero me conformo con vaciar el plato. Y sufriendo consigo hacerlo en 9h30', sorbiendo el caldo que queda casi sin fuerzas. Mañana costará...pero se hará. Ahora a digerir.


Y llega el segundo. Carrera de 27kms y 1.650+
Hablo con Santi porque me molesta una bursitis en la planta del pie izquierdo y la zona trasera de la rodilla derecha (culpa de las patatas que quise comer a ritmo euskaldun). La conclusión es que haga trocitos pequeños del plato de hoy y, si me veo con fuerzas, cuándo lleve un rato los coja de dos en dos. Y así hacemos. Calienta bien al principio y si no duele, aprietas. Puedo decir que disfrute del plato. A tope. Saboreando y bien regado cuando hacía falta. Roce las 3h15' y no puedo decir que la ración se me hiciera pesada. Sabrosa si. Pero tuve esa sensación de ajustar la cantidad al hambre que tenía y rebañar el plato con el último trozo de pan que suele quedar junto a la servilleta. Riquísimo todo.


Queda el postre, ¿no?
...yo escogí ayer: REPETIR.

Puedo también decir que los compañeros de mesa durante estos días han sido excepcionales. Los que llevé puestos y algunos que conocí allí. Compartir mesa es algo que no se puede hacer con cualquiera. Sobre todo cuando encima ponen manjares. Yo, acerté. Por ello me considero afortunado. Gracias !

lunes, 3 de marzo de 2014

Mis liebres

Correr por asfalto tiene muchas cosas buenas. Preparar algo largo y prácticamente plano, tirando de excel y pelotas, tiene muchas cosas buenas. Terminar una maratón bajo la insana dictadura de un crono tiene muchas cosas buenas. El maratón, la maratona  o la maratón. Bendita disciplina inspiradora llena de cosas buenas. Y alguna mala.
Aún recuerdo la última que corrí como si no hubiera mañana. Preparada con ganas pero sin cumplir (un clásico en mis entrenamientos) lo que "me tocaba". Apuntado como si me hubiera gastado el comodín de la inscripción en ella. Velada toda la noche antes como un Quijote vela sus armas. Desayunada con una precisión de relojero según lo aconsejado. Calentada y concentrada al milisegundo. Y salir mirando al reloj. Y acabar mirando al reloj. Y correr mirando al reloj.
Un cronómetro de los antiguos, con lap cada kilómetro y acumulado total. Picando un botón que, a medida que pasaban los kilómetros, se empeñaba en escaparse del empujón de mi dedo. No voy a decir que recuerdo cada kilómetro porque solo quedan en mente los que se van de previsión. Y ese año solo fueron, si la memoria no traiciona, el 19 y el 20. El 33, el 34 y el 35. Maratón de Barcelona.
maratón barcelona 2010

Ese día decidí que no volvería a picar, ni si quiera a medir kilómetros cuando entrenara. Ese día comencé a entrenar por tiempo. Ahora también miro, si me acuerdo de poner el suunto, el desnivel.
Porque picar kilómetros no me sirve para nada. No me aporta nada más que una larga lista de números y ritmos que luego no soy capaz de traducir en mejora. Se me indigestan. Porque, aunque sigo siendo esclavo de ellos cada vez que corro, no me gusta que me estropeen la fiesta.
Y todo esto ¿a que viene?
Ayer, muchos de vosotros picasteis conmigo el 42 en mi vida. Algunos lleváis haciéndolo muchos años, otros unos pocos solos. Hay que gente que se ha estrenado ahora. Todos sois liebres de esta carrera que no se donde me llevará y que es mi vida. Yo no picaría si pudiera pero si pasaría los kilómetros que de eso no me libra nadie. De hecho, algún día dejaremos de hacerlo.
Gracias a tod@s, incluidos los que vais a apretar el botón de lap hoy ;-) porque...la carrera no ha acabado.