viernes, 31 de enero de 2014

M&M's

El recuerdo se oxida por la carga de humedad que lleva encima el paso del tiempo. O quizás me estoy poniendo tonto y es más sencillo. Quizás la culpa de todo esto que escribo ahora y que rumiaba ayer mientras nadaba, sea solo del cloro de la piscina y no del óxido. De una forma o de otra, es una ida de olla. Otra más.
Pensaba ayer, a golpe de brazadas asimétricas y descompensadas, que eran otros tiempos. No tan cercanos como me gustaría pero no tan lejanos como mi cabeza se empeña en hacerme ver. Pienso en los veintipocos y pienso en mujeres. Recuerdo imperfectamente distintas situaciones y ahora, tiempo después, ordeno en 3 grupos. O mejor, en 3 situaciones:

1- Quedas con amigos que traen amigas. Y los amigos te cuentan historias de sus amigas. Divertidas, simpáticas, guapas...hay que esmerarse pero merece la pena. De espera, tomando cañas, te das cuenta que tus amigos saben perfectamente lo que te gusta y como ponerte los dientes largos. Largos hasta el suelo. Pero tú necesitas acabártelo de creer. Necesitas visualizarlo. Te haces el duro. Algo más de información, incluso. Escuchas al colega pero por dentro piensas que dominarás tú la situación. Cuándo se abre la puerta y la ves entrar sabes que estás perdido...

2- El día a día te lleva por unos raíles de rutina donde apenas te percatas de lo que sale de tu zona habitual de movimiento. Casi en bucle haces y deshaces introduciendo pequeñas modificaciones que no pasan de ser eso. Más pequeñas que modificaciones. Y un día te giras y te encuentras unos ojos o una sonrisa fuera de tu zona de control. Y te gusta. Y lo vuelves a buscar en cuanto puedes por la magia que se crea.
El tiempo pasa mientras vuelan cruzadas miradas y sonrisas, sin nada más. Quizás un nombre. En tu cabeza serías capaz de hacer algo. Acercarte sin mediar palabra, besarla fuerte y volverte. En silencio. Quizás con un abrazo. Y piensas que igual era mejor quedar para tomar un café y charlar. Sabes que un día tendrás que tomar una decisión. Acercarte (en cualquiera de las formas) o dejarlo pasar.

3- No me volváis loco. Ni en pintura quiero yo saber nada ahora de mujeres. Pero todos empeñados en que si, en que lo que hace falta es dejarse llevar con la primera que te "encaje". Pero tu sabes que ahora no toca. Ni la más atractiva de todo el campus tiene posibilidades ahora. "No toca. Lo entendéis. Ahora no". Y tú sabes que es un estado transitorio, por eso no te preocupa. Ni siquiera buscas la causa. Esperas pero no desesperas.

¿Sí?

Pues todo este rollo para deciros que igual me pasa ahora con las carreras de montaña.



martes, 14 de enero de 2014

To-bi(llo) or not to-bi(llo)

Antes se ponía en cuclillas para atarse las zapatillas antes de salir a correr. Desde la última vez que se cayó de culo ya lo hace sentado. Lo que no ha cambiado es la liturgia de la lazada. Primero coloca ambas lengüetas tirando de ellas hacia arriba. Mueve los dedos dentro de las zapatillas y tira hacia arriba del calcetín. No hace falta...pero le sale. Adelanta un poco el pie izquierdo, siempre el izquierdo primero, coge con cariño los dos cordones y estira fuerte. El punto justo es cuando el tejido bajo ellos se empieza a arrugar. Entonces para. El primer nudo lo hace con un movimiento rápido, como para que no baje la tensión del trenzado. Pimpam ! Nudo simple listo. Ahora, con más carño, traza las dos lazadas y las entrecruza. Una vez. Tensa. Otra vez. Vuelve a tensar. Y, con suavidad, aloja los cordones sobrantes bajo las "X" del mismo que adornan su empeine. Le da un toquecito a la zapatilla. Cariñoso, como el que se despide de su pareja con una palmadita en el culo. Y cambia de pie.
En el pie derecho, con la precisión de un cirujano, casi repite el mismo proceso. Casi. Porque antes del cachete cómplice clava sus ojos en el tobillo. Durante unos treinta segundos. Y, rápido, repasa mentalmente alguna de las incontables veces que le ha fallado. Sonríe.
-"Por un momento estuviste a punto de derrotarme", piensa. "Pero no lo harás"
Y al pasar la mano por encima de él nota que no es como el otro. No es como debería de ser. ¿Un poco más abombado?¿Algo más redondo? ¿Más insensible?
Baja la mano hasta el lateral de la zapatilla. La golpea y se pone de pie.
Y mientras se coloca en frontal en la cabeza pica con el talón en el suelo y piensa que los amigos ya le estarán esperando para salir a entrenar.