miércoles, 30 de octubre de 2013

Yo estuve en la primera de Comtes d'Erill

Las primeras veces. Ay, las primeras veces !! Tan malas unas y tan buenas otras. De todas te acuerdas. Y si además no eres tu el único de la pareja que se estrena todo es mucho más...¿atrayente? ¿misterioso? ¿improvisado? Lo que queráis añadir.
En un lado "de la cama" la primera edición de UT Comtes d'Erill con unos 80kms y raspando los 5.000+. Abajo veis que sus curvas daban vértigo pero creando una atracción brutal que exigía emplearse a fondo. Corronco, casí a la mitad y a algo más de 2.500 m. se llamaba su rincón más oculto, claro punto G a alcanzar en el día (aparte de meta). Merecía la pena hacer un esfuerzo.

Y al otro lado ya sabéis quien estaba...novato si;  porque desconocía la zona y nunca antes había corrido por El Pont de Suert. Para añadir emoción en el flirteo estrenaba unos bastones telescópicos que había comprado el día antes.
La salida fue tranquila pero al salir junto a los de la "corta" y que los 6 primeros kms fueran bastante planos hizo que el ritmo fuera in crescendo. Sin pensar mucho me di cuenta rápido que sería un día de pasar muchas horas solo. No problema. Rápido se fue por delante Jaume Folguera y, creo que por pereza mañanera ;-) me dejaron irme Xevi Guinovart y su compañero.
En la primera subida por una infinita pala de hierba tenía a igual distancia al primero que al tercero. Decidí dejarme de preocupar porque los repechos eran exigentes y mirar atrás me rompía el ritmo. Y en los juegos de pareja ya sabéis que el ritmo es básico, ¿no? Al que iba delante ni preocuparme. Sabía que si quería podía abrir gas y punto.

O sea, que me centré en "mi pareja" y, en la bajada al avituallamiento del 26 (creo), fui preparándome para el gran momento de dar la talla.
- No, el Corronco aún no se ve desde aquí. Me dijeron cuando pregunté
Y salí animado pero con respeto. Y creo que fue el gran acierto del día. Medir bien las subidas de hierba que tan bien esconden su desnivel. Falsos llanos que desembocan a repechos inhumanos con cintas bastante separadas. Unos 4kms de pistarraca. Bajada y subidón final. Daba la sensación que habían marcado de arriba a abajo (yo también lo haría) y al subir de abajo a arriba algunas quedaban "ocultas" en las ondas del terreno. Perderse imposible, hacer algún metro extra fácil. Erotismo: insinuar pero no enseñar del todo. Si !!
Y así, con calorcillo y en un paisaje impresionantemente pelado y montañero se subía hasta el Corronco. La última cresta era el premio a una conquista que iba por buen camino.
subida al Corronco (viniendo desde el valle del fondo)

La bajada desde aquí es, para alguien como yo, un infierno. Ni me lo paso bien (tampoco mal), ni me encuentro cómodo. Pero se ha de hacer. Y sin buscar al tercero detrás. Vez que me giro, hostión que me calzo. Habilidades grado máximo y seguridad en uno mismo se dice.
Sigo segundo y a lo lejisimos por delante siempre, veo a Jaume. Ahí esta bien :-)
La segunda parte de nuestra historia fue un tira y afloja. Un ahora me aprieto yo en esta subidita, ahora te dejas tu en esta bajada. Un circuito disfrutón con mucho contraste de paisajes, caminos y algo de pista. He de reconocer que después de cagarme en todo por unos 3kms de asfalto "gratuitos" me explicaron en meta que se había "desencintado" una zona por error y para evitar perdidas nos habían tirado carretera abajo. Como buen bocazas, cero problemas en desdecirme. Los caminos que bajaban al valle para luego subir a Perana (quizás yerre algún nombre, disculpad) era de aspecto mágico y una humedad y frescor muy bien venidos en esa hora del día. Desde allí el paisaje se volvía pedregoso y más seco, propio de zona de cañones y barrancos. Más bajada y más subida. Un perfil en el que me muevo cómodo pero que sirvió para que el tercero (que se debía mover mejor que yo) me echara mano en un avituallamiento.
- Yep, ha llegado el momento de darlo todo pensé. Aunque luego no te queden ganas de cenar.
Y salí rápido. Donde quedaba poco encontré un punto más de velocidad. Donde pensé ya está, releí todavía no. Y otra vez a mirar atrás. Y como si con la mirada le frenara conseguí llegar a avituallamiento de Viu y salir sin que él llegara. Si. Fue poco rato lo que paré, pero la idea era que no me viera otra vez. Y parece que funcionó.
Con la ilusión de la conquista casi hecha. Con los ojillos brillantes de 'un esfuerzo más y me la llevo'. Con las ganas de si has llegado hasta aquí ¿qué coños vas a hacer ahora? salí fuerte para subir el último repecho y bajarlo más suelto aún... tan suelto que rodé al tropezar con una raíz. Gemelo al cogote, un clásico.
Caído en el suelo me reconocí a mi mismo. Este si soy yo. Hoy todavía no me había caído y eso no pasa nunca. Ahora si. Ya esta todo. Acabemos pues la conquista.
Y el gemelo se quería subir de nuevo. Y se empezaba a hacer de noche. Y sabía que aún me quedaba un ratillo que sufrir por Rubén (venía detrás). Y me sentía afortunado por quedar detráss de Jaume. Por estar allí.. Y me reía solo. Mucho. Risa de barba sudada (asquerosita si). Y no quería que se acabase pero quería llegar. Buff. Como dicen en mi pueblo: "Sácamela más pa'dentro"
Y Meta.



miércoles, 16 de octubre de 2013

"No me busques que me encuentras".

Otra frase 'fusilada' del repertorio de mi madre (y, me imagino, del 99% de las madres).
Tengo ganas de escribir un rato sobre un tema que ahora está, diríamos, a la orden del día: el [noseporqué] requetebuscado límite. Todo desde el máximo respeto y como expresión de una opinión personal. Cada uno podemos tener la nuestra, ¿no?. Pués esta es la mía, basada en mi experiencia (ceñido única y exclusivamente al deporte, porque también le podéis tentar en el trabajo, las relaciones personales, etc).
Llevo unos cuántos años haciendo deporte con mejor o peor suerte. Con una evolución, asociada al aumento de la edad, hacia pruebas cada vez más largas Siempre intentando dar lo máximo pero sin poner en peligro conscientemente mi integridad. En estas pruebas, como en las borracheras, es muy fácil dejarse llevar y acabar tirado en un camino (o que dos amigos te tengan que llevar a casa). Para mi ambas cosas son el objetivo a evitar. Y para eso, vuelvo al deporte solo, debería de servirnos el entrenamiento.
Si, para mejorar también, esta claro. Pero sobre todo para conocernos, analizarnos y extrapolar sensaciones al día de la competición. El cuerpo habla. Pero hay que aprender a escucharlo. Y a veces hacerle caso. ¿Nos acercamos a ese límite dichoso muchas veces? ¿Hay un punto de no retorno? Si a las dos. O por lo menos yo. Me gusta flirtear, en determinadas ocasiones con esa sensación de ir a tope y saber que, un punto más y reviento. Escojo no pasar. Una copa más y al suelo. Pués no me la tomo.
Por supuesto, no hay ninguna necesidad de ni siquiera rozar ese punto. Pero tiene su gracia. Y existe. Claro que existe. Cada uno el suyo.
No es ninguna broma. Y en carrera cuenta todo lo que te rodea. Un médico que, por el motivo que sea, tarda en llegar 10' más de la cuenta te retira de por vida. Pensad que no todos tenemos alrededor un séquito pendiente de nosotros. De hecho casí ninguno.
Yo salgo cada día a entrenar con la idea de pegarle un empujón a ese límite y ponerle más alla. Trabajo duro (lo llevo haciendo durante años) para que los kilómetros que corro cada vez sean más o hacerlo más rápido. O con más desnivel. Pero también aprendo a ver donde he de aflojar para volver a casa cuando acabe o al trabajo el lunes siguiente. Porque también soy eso. Padre y currito. Y quiero ser abuelo.
No me enrollo más. No creo que nadie cambie de opinión pero yo necesitaba escribirlo. Se admiten opiniones y comentarios ilimitadas :-)

PD: Y para acabar de embarrarme solo me faltaría completar con algo en lo que ya no entraré: la responsabilidad irresponsable de aquellos a los que escucha mucha gente. Allá ellos. Los unos y los otros.


miércoles, 9 de octubre de 2013

Estrenando correr en 'casa'. TrailGredos 2013.

"Nunca olvides de dónde vienes. Es tan importante o más como saber adonde vas".
No es una frase de nadie famoso. Es mía. Y no es el resultado de un chispazo de lucidez. Es el resultado de llevar unos 26 años dando vueltas arriba y abajo sin perder de vista el origen del que salía. Gredos. El Barco de Avila.
Y aquí, gracias a Bea, Jesús y Davi volví una vez más de muchas, pero la primera para correr con dorsal y por el monte. Mi pasión. Gracias.
He escrito muchas crónicas. De todo tipo. De distintas disciplinas. Pero esta es la que más me ha costado. El factor emocional estaba presente en un alto porcentaje tanto por los que estaban como por los ausentes. Qué tu hermana te dé el dorsal, que la otra haga las fotos en meta, que corras con tu hermano y cuñado y, lo mejor de todo, que tus padres esperen en meta...menuda carita cuándo llegué. No se si erá de alegría por el buen puesto o porque ya estaba acabado todo. A parte, amigos por todas partes y terreno archiconocido. Y en mente los ausentes queridos.

La carrera como tal apenas tiene relevancia frente a esto. Hasta que la corneta de Julito (quinto del 72 como yo) da la salida. Ahora hay que batallar. Y se que son los jovenes los que van a apretar. No se lo voy a poner fácil. No aquí.
Se sale rápido y callejeamos por el pueblo rodeando el castillo. La charleta se entrecorta porque los de delante aprietan. Y antes de pisar camino de tierra ya hay un grupo de 3 que se alejan a buen ritmo. Detrás vamos unos cuántos más con ganas de seguirlos pero sin fuerzas. Solo Pepe sube un punto y se va con ellos. Yo me quedo con Davidiego. (creo que nunca había puesto tantos nombres en una crónica, disculpad los que no conzcáis a la gente).
Yo, íluso de mi, pienso que ya caerán en la primera subida. Nos vienen 600+ que no son moco de pavo. Comenzamos a picar en los repechos y andar algún trozo. A medio cortafuegos final me conformo con pillar a la mitad de los que van delante y en el alto de la torre forestal paso séptimo. Allí hay más gente del pueblo en el control y no puedo evitar interactuar algo. Hay niebla pero no creo que llueva. Hoy no.

Y lo que sube baja, y baja a saco hacia el precioso pueblo de Cardedal. Un bajadón-falso llano-bajadón me regala la entrada en el pueblo en quinta posición y encuentro a mi padre al lado del avituallamiento. Levanto la mano para que me reconozca (creo que no lo hizo), le guiño un ojo mientras bebo agua y levantando el pulgar mientras sonrío me pongo en marcha. Me alejo pensando qué estará pensando él. Qué cosas...
El trozo de pista en subida me devuelve otra vez a la torre de vigilancia de incendios y me afianza en mi puesto. Se que voy rozando el límite de tenar que dejar de trotar, pero mirar atrás y no ver a nadie en lugar de relajarme me anima. Y llegó arriba. Paro, hago giro de 360º y con la imagen de Gredos cubierta de nubes me tiró hacia bajo. Dirección al fondo de un valle donde está Hermosillo y donde empiezan los últimos 200+. El trote bajando es alegre pero veo al 4º y se que no le recorto. Eso es porque es mejor que yo, pienso. Aprieto. Y como si lo supiera creo que él también.


Al comenzar a subir creo que le voy recortando...y de pronto dejo de verle. Vaya ! Pregunto en el avituallamiento del colladito y me dicen que solo han pasado 3. Parece que se ha despistado...esto también es carrera.
Pués nada, ya solo queda bajar a tope y si alguno de los de delante se deja echarle el lazo. Muy contento voy. De los de delante dos deben ser sub25 y el otro alrededor de los 36. Y el cuarto el abuelete jajaja.
A todo lo que da el motor de un tractor bajo entre las encinas y por la pista. Miro atrás pero veo que que no viene nadie. Y de pronto me doy cuenta que ya se acaba. Que no queda nada. Coño, que corto es esto. Y empiezo a acumular información visual, de emociones, de sensaciones...todo lo que se deje. Piso y siento, Respiro y siento. Miro y siento. Sonrío y siento. Y así callejeo de nuevo y bajo por la calle Mayor para girar y entrar en un plaza que me ha visto de todas las edades, colores y sabores durante 41 años. Ahí es nada. La plaza de mi pueblo, la carrera de mi pueblo. Gracias !