miércoles, 26 de junio de 2013

Andorra UT 'Mistic' (I)

Las crónicas que escribo crecen en mi cabeza a medida que avanza la prueba. Lo único que hago después es cocinarlas al punto de sal y pimienta. Los ingredientes los suelo ir echando en la mochila y cuando entro en meta ya los tengo. Esta no ha sido diferente pero ya desde el momento de inscribirme, por el momento personal en el que vivo, supe que tendría un alto componente intimista y místico. De ahí la licencia de jugar con su nombre en el título de la entrada.
Esta vez el relato va de dentro a afuera y ayudará -al que se deje- a conocer un poco más de mi y no mucho más las montañas andorras. Es lo que hay :-)


Salíamos a las 22:00h después de un largo viernes dentro de una larga semana en un interminable mes de junio. La noche más corta del año dicen. Para mi se presentaba enterna y con la cabeza bulliendo. Mi enemigo más importante ultimamente era el que me tenía que salvar. Yo mismo. ¿Lo conseguiría?
Mientras sonaba la batucada, los corredores vamos pasando nervisosos el control y todos hablan del nuevo recorrido. Modificación última durante el briefing hace unas horas.
Antes de la salida me encontré con Txomin (el año pasado hicimos juntos La Porta del Cel) y le pedí salir juntos y pasar al menos la noche en compañía. Aceptó. Entre el barullo y bajo fuegos artificiales saludé a un montón de amigos hasta dar con mi 'pareja'. Una vez localizado le avisé que estaba allí, esperamos la salida y ya no nos separamos más de 50 m. hasta la meta.
El petardo de salida puso en marcha todo un proceso que, para mi, aún ahora no ha terminado. Se salió rápido. Algunos nos quejabamos pero nadie aflojaba. Se corrió agusto a la luz de farolas un buen trozo de asfalto mientras ibamos montando los bastones. Una sonrisa nerviosa como la de la foto sujetaba dentro un carro de emociones que era lo que tenía que controlar para que no volcará cayéndome encima y, conducir hasta Ordino de nuevo. Me sentía como el conductor de una diligencia del far west iniciando un complicado viaje.

Y se acabó el cemento, y poco después se acabo el plano. Estupenda subida en zetas encontrando nuestro sitio en una fila estirada que se iba rompiendo y pegando en grupos de distintos tamaños. Ahora el frontal mostraba donde poner los pies y donde no tropezar. Parece algo que requiere atención pero, al poco rato se puede convertir en algo casí mecánico. Entonces puedes dedicarte a charlar o a tus pensamientos. Aprendes a reconocer al de delante por las tiras florescentes de la mochila o de las zapatillas. Al de atrás por los golpes de bastón. Y así vas tirando hacia arriba. No hablamos mucho más que para adelantar algún corredor. Volvemos a coincidir en que vamos 'algo fuerte' pero no aflojamos. Como si yendo rápido la noche fuera a durar menos. En mi cabeza, mis pensamientos chocaban también en una oscuridad extraña y casi perfecta. Estaban todos. Pesaban todos. Al final de la primera subida y camino del Pla de l'Estany tuve un par de tropezones pero aguanté el tipo y no toqué barro. Ni nieve. Porque antes de llegar al primer control ya pisabamos algo de nieve. No hacía frío. La noche estaba clara y yo me crecía para enfrentarme al enemigo. Comimos algo rápido y salimos al trote. Folguera y Mireia, que estaban allá me aconsejaron bajar el ritmo pero yo no le dije nada a Txomin.Quedaba más bajada y un buen 'pepino' con sorpresa incluida en la cima. La maquinaria interna se ponía en marcha a medida que el cuerpo iba también haciéndose al terreno, a la noche y al ritmo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario