martes, 30 de abril de 2013

Yo estuve en Mallorca312 (alegrías y miserias II)

Mallorca312 ha sido la puesta de largo del nuevo jaBanli. Así se planteó desde el principio y así ha resultado después. Y ahora, ciñiéndome exclusivamente a la prueba deportiva, puedo decir que ha tenido todos los ingredientes necesarios para mi 'remasterización'. Está claro que no fuí a pasarlo mal pero si a superar -en solitud- momentos de dificultad y dudas. Miserias que he llamado arriba. Y, por supuesto, a disfrutar de los grandes ratos o alegrías que hubo. Creo que ahí, en la contención de la euforia y la doma de los 'dragones rojos' radica la gracia de estas vivencias, ¿no creeis? Vamos con ello:

Me despierto, con la alarma,  cruzado en la cama (en realidad son dos camitas juntas). Con Raül y Enric hemos dormido formando una "N" perfecta en la que yo soy el palo de medio. Ahí es ná !! Salto desde el centro y empiezo a armar jaleo. Koalas si, pero perezosos también. Ola ke ase? Ase caca, ase vestirte de ciclista, ase preparar bidones o qué ase? Máxima entropía próxima al caos. que nos lleva al buffet con, en apariencia, poco hambre. Des·ayunar des·cojonándose des·tripando miedos. Genial. Y corriendo a por las monturas qué no nos sobra nada, nos colocamos juntos al cartel de 150m a meta. Por delante un hervidero de cascos y voces. Ambientazo y salida. Comienza la fiesta...una fiesta que consiste en dar la vuelta a la isla saliendo de Playa del Muro (arriba en el mapa) y, en sentido contrario a las agujas del reloj, volver otra vez allí. Primera parte atravesando la sierra de Tramuntana y segunda más llanita para rodadores. Dejo mapas y perfiles y empiezo con lo que no sale en ellos.


Salimos los 4 juntos. Ruben y yo, uno a cada lado, nos autoerigimos en escoltas de un tandem que no los necesita. El ambiente es brutal, la alegría de la gente se respira en el ambiente y, bajo un cielo que amenza lluvía muy pronto, el pelotón rueda feliz abandonando Port d'Alcudia. Son esos momentos que todos los que hemos hecho pruebas de ultrafondo conocemos tan bien. El chiste fácil, la sonrisa nerviosa, la mirada complice, el medir/sentir en las patas si tienes un día bueno, regular o de lo otro. El grupo se estira pero nosotros cuatro rodamos juntándonos y separándonos a capricho. Al fondo se ve la montaña y sabemos que según nos acercamos también se acerca el momento de que cada uno teja su propio cesto. Ruedo un rato junto a Rubén casi como despedida mientras Raül monta en la parte de atrás del tandem la "oficina de información" que tiene preparada: seguimiento por GPS, tuiter, fotos, etc. Última recta antes de los primeros repechos y empiezan a caer las primeras gotas. A la vez que las gotas se le cae a Raül un bidón al ir a beber y me doy la vuelta para recuperarlo. Remonto, entrego el bidón y Enric me anima a irme adelante con un grupo que pasa y hacer una primera subida a mi ritmo. Me despido de ellos y tiro. No los volvería a ver hasta la meta pero no hubo un solo kilómetro que no pensara en ellos. Los culpables de que yo estuviera allí. Féliz, ya algo húmedo, con las piernas pidiendo guerra y la cabeza poniendo algo de sentido común. Empieza el puerto y empieza la lluvia.

La montaña de Mallorca es tan preciosa como dura. No son grandes desniveles pero no hay descanso. Un contínuo rompe piernas que no deja tregua. A mi me va bien este tipo de circuitos y voy alegre pasando grupos. Mi ritmo, mis pensamientos, mis canciones, mi gente. Subo rápido y bajo con cuidado porqué llueve bastante y no quiere caerme. Me doy cuenta que los pensamientos se me acompasan con la velocidad que yo soy capaz de darle a la bici. Me explico: al subir la cabeza trabaja a un ritmo más tranquilo pero afirmando bien lo que mueves en ella. En las bajadas las ideas se atropellan y amontonan. Se aturullan y no son tan claras. No se...
Pletórico y a buen ritmo llego al avituallamiento del km 89, donde saco dos conclusiones: mis rodillas dicen que la bici me va un poco pequeña y el cuenta que me han puesto marca de más. No me importa. Solo tengo que ver si he salido con un acumulado o mide los kms más cortos. Parece una chorrada pero hay bastante diferencia y dado que los kms estaban marcados cada 50,  necesitaba tener una idea de por donde iría cuándo llegara la flojera (siempre la hay, no es que yo sea adivino). Justo en este preciso momento comienzo mi estupenda dieta de platanos y bracitos de gitano. Coca Cola y agua. Y para agua la que nos caía allí parados, o sea que me paso la mano por la cara para secarla me subo en los pedales y, encantado de conocerme sigo a lo mio. Las cosas van bien. Culo y piernas aguantan sin protestar. Quedá un buen trozo de minipuertos que van vaciando reservas. No importa si las volvemos a llenar. Mano a la chepa del mallot, trinco medio platano y un bracito gitano pasados por agua. Gesto a repetir cada 50'-1 hora. Y así salimos de la sierra en Calviá (km 140) y encaramos la bajada a Palma. Se acerca el fatídico paso por los semáforos de Palma. "Pilla un grupo y os escoltará una moto de policía local", me habían dicho. Paro a ponerme el chubasquero que esta más mojado que lo que llevo puesto pero al menos que pare el aire. Tengo frío y las ganas de canturrear se me han pasado. Para sonreir tengo que recordarmelo y, en el primer badén de palma, un coche que viene de frente entra fuerte y algo parecido a un cubo de agua de un charco en el asfalto me impacta de lleno en el pecho y cara. Me quedo ciego y chorreando cagándome en todo lo que se me ocurre y cuesta poco esfuerzo. Esteban, se acerca un ratillo duro, pensé. Y a la vez que pensaba esto dejé de ver indicaciones de la carrera. Con falsa calma vuelvo atrás hasta la última rotonda. Voy buscando una puta flecha en fondo amarillo. Miro a todas partes...a todas partes menos a donde tengo que mirar. Entro fuerte en la rotonda, se va la rueda de atrás y salimos de la rotonda la bici por un lado y yo por otro. Solo me quedaban un par de tacos por gritar cuándo al levantarme se me sube un gemelo. Ya esta bien ! Ahora no! Aquí no! Perdido, caido y enrampado a la vez me estiré en la acera y lloré de rabia. lloré hasta que el gemelo volvió a su sitio, lloré hasta que vi que la bici funcionaba todo, lloré hasta que volví a encontrar la flecha amarilla. Can Pastilla creo que era, no había llegado al km170. Bonito sitio para palmar un farmacéutico, pensé. La sonrisa volvío a mi cara y me puse de nuevo en marcha. Salir de allí fue un infierno. No podía parar de dar pedales porque se me enganchaban los cuadriceps de la pierna que quedaba más alta y tuve que graduar la velocidad de la bici en cada semáforo para ajustarme a sus colores. Rollo piñón fijo.
A toda hostia pasa un grupo enorme con Beloki, Horrillo y un montón de patorras buenas que me imagino, se habían cansado de mojarse. ¿Dónde estarán mis koalitas?

2 comentarios:

  1. "El chiste fácil, la sonrisa nerviosa, la mirada complice, el medir/sentir en las patas si tienes un día bueno, regular o de lo otro."

    No se puede definir mejor!!

    Muy grande jabanli

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  2. no hai ná más ke disir ;-) Gracias por el comentario Carles !

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